A primera vista lo primero que llama la atención sobre APE OUT es su estética. Recuerda a los títulos de crédito de esas películas de los años 50 y 60 de Saul Bass. Es fácil pensar que el valor de este título se centra en su apartado visual, pero una vez que te haces con los mandos te das cuenta de que este ocupa el asiento de copiloto, mientras que lo que realmente lleva la voz cantante en el título de Gabe Cuzzillo es la banda sonora.
Las bandas sonoras son un recurso poderosísimo si están manejadas por la persona correcta. Interestellar sigue en mi memoria no por el trabajo de dirección de Nolan, que me parece poco más que mediocre, sino por el apartado sonoro de Hans Zimmer viene para rescatar la película. Y es que la música es una de las formas más fáciles de manipular las emociones humanas. No contemplaremos una escena con los mismos ojos si nos ponen música triste o música alegre, ya que esta actúa como prisma y nos guía hacia la emoción que el autor quiere que sintamos. En el caso de APE OUT la emoción a la que nos pretende es una parecida a la que evocaba Hotline Miami: la adrenalina, el momento de la acción desenfrenada, el éxtasis.
Hablando de Hotline Miami, es una obra que ha sido muy comparada con este título. Es cierto que hay similitudes evidentes como la perspectiva cenital y el estilo de jugabilidad, pero difieren enormemente en el planteamiento de estas. Hotline Miami requiere estrategia. Si vas a lo loco lo más probable es que tardes pocos segundos en morir. Tienes que aprenderte los patrones de movimiento y las ubicaciones de enemigos y objetos para trazar un plan que llevar a cabo. Eso no ocurre en APE OUT, al cual se juega improvisando, ya que no nos van a dar otra opción. En APE OUT vas a tener que ir corriendo de un lado a otro esperando no encontrarte con un espacio abierto donde puedan rodearte, pues el mapa se va a generar de manera aleatoria en cada partida, ni enemigos ni mapeado estarán allí cuando quieras una segunda intentona. Otra de las cosas que favorecen a esta improvisación es la posibilidad de fallar. En Hotline Miami un tiro y estás muerto, pero en APE OUT controlamos a un gorila muy cabreado que aguantará hasta dos disparos antes de que el tercero le tumbe del todo. El movimiento también es importante para demostrar este punto, ya que el gorila está pensado para moverse hacia adelante. Si intentamos ir hacia atrás o los lados su velocidad se reducirá drásticamente, lo que prácticamente nos obligará a ir siempre de frente y a pecho descubierto.
Todo esto es algo que también conecta con la banda sonora, la espina dorsal del título, ya que ayuda a marcar el ritmo. La música que suena mientras jugamos a APE OUT es jazz, concretamente un solo de batería. Estas piezas son alocadas, erráticas e incluso parecen ser fruto de la improvisación, por eso mismo son tan idóneas para esta obra. La banda sonora del título de Gabe Cuzzillo está compuesta por música adaptativa, es decir, que se moldea en torno a las acciones del jugador. Esto se refleja en, por ejemplo, en que cuando liquidamos a un enemigo la batería toque un platillo. Puede que parezca algo banal, pero esos platillazos no solo contribuyen a la experiencia de la banda sonora, sino que también son un indicador de que hay un enemigo menos, funcionando al mismo tiempo como aviso y como parte de la banda sonora. Pero la cosa no acaba aquí. Si derrotamos a unos cuantos enemigos a la vez la música no solo acompañará con golpes de platillos, sino que se pondrá más intensa, haciendo que entremos en ese torrente de adrenalina que he comentado unos párrafos atrás.
APE OUT es, en su esencia, la música. El jazz corre por las venas de esta obra y sin él, no pasaría de ser un título correcto, pero tal y como están las cosas me atrevería a decir que el resultado es más que notable. El título no va a ganar ningún premio a juego del año ni va a aparecer en las listas de los GOTYs, pero es una obra de esas que te dejan con un muy buen sabor de boca una vez que las has terminado.