A principios de 2014 @xmeetsdarksouls aparecía en Twitter para hacer de nuestra vida algo más cómodo. No adelanta fechas de lanzamiento, ni filtra información sobre novedades, simplemente recopila todo tipo de referencias a la popular saga de From Software. Y es que estamos tan acostumbrados a leer que «X es el Dark Souls de Y» que no podemos tomarlo de otra forma que no sea desde el humor. Por ello os avisamos de antemano que el trabajo de Miyazaki va a salir a coladero hoy. Pero con razón, toca hablar de Code Vein.
El stand de Bandai Namco en la Barcelona Games World estaba repleto de títulos interesantes como Ni No Kuni II o Dragon Ball FighterZ pero mis pasos se dirigieron primero a las consolas situadas bajo en un enorme cartel donde rezaba Code Vein. Tras las numerosas demostraciones de sus desarrolladores, después de su anuncio oficial el pasado mes de abril, era imperativo probar el juego y comprobar si realmente hace un buen trabajo en lo referente a su inspiración.
La demo nos coloca en la misma zona que hemos estado viendo durante sus últimos vídeos demostrativos, acompañados por Mia Karnstein, la tiradora que usa una bayoneta como arma predeterminada. Las referencias saben antes a God Eater y Fredoom Wars que a cualquier otra cosa — algo que no es de extrañar, dado que las tres obras corren a cargo de Shift y Hiroshi Yoshimura, expertos ya en crear universos post-apocalípticos. Sin embargo, y como ya advertía antes, el «toque Souls” aparece en cuanto nos enfrentamos al primer enemigo. Fieros y decididos, los rivales no temen en arremeter contra nosotros en cuanto nos ven, haciéndonos recurrir constantemente a la voltereta para evitar daños innecesarios.
El principal problema, al menos en su demo, es que la optimización del juego resulta pésima. Su framerate resulta completamente inestable (no me sorprendería que se mantuviese en un espectro entre las 15 y 20 imágenes por segundo en muchas ocasiones), lo que impide que el sistema de combate funcione de forma fluida y llega a estropear incluso el movimiento de la cámara. Pese a todo nos permite comprobar la cuidada ambientación del juego, de tonos oscuros acompañados de un buen uso de la iluminación sobre las ruinas de una civilización, y la gran presencia que la sangre tendrá en el resto de la obra.
La versión de prueba cuenta con un límite de tiempo por lo que tras hacerme con sus controles, que resultan bastante accesibles a la par que completos (mención a su interfaz, que facilita la jugabilidad y mantiene la cohesión con su diseño artístico), decido lanzarme a por el jefe final de la demo. Con un diseño que recuerda al de los Caballeros Negros de Lordran —aunque con un aspecto mucho más fiero y amenazador— me espera un enemigo digno de la dificultad de la que se han hecho eco sus creadores desde el propio anuncio del juego.
El título «Queen’s Knight» aparece en pantalla segundos antes que su vida, una larga barra roja en la parte superior de la interfaz. Dejando claro que lo importante es la ofensiva, casi como si bebiese más de Bloodborne que del resto de entregas de From, los ataques enemigos se basan en la velocidad y la agresividad, por lo que resulta indispensable rodar por el suelo una y otra vez para evitar sus embistes. El juego nos permite cambiar rápidamente de armas —principalmente entre una espada normal y otra de grandes dimensiones, a la que se suma una bayoneta si exploramos lo suficiente el terreno principal—, lo que facilita el combate, ganando en salud al poder movernos entre ataques de corto y largo alcance. Con estas la batalla se hace más simple de lo que parecía a priori pero las mecánicas cambian cuando conseguimos reducir a la mitad su vitalidad y escapar de la muerte se hace casi imposible antes de que salte el límite de tiempo.
Que Code Vein es más que un sucedáneo de la saga Souls es evidente. Remarco que parece seguir el estilo de Shift, aunque adapte la jugabilidad particular de la obra de Miyazaki. El reto está siempre presente pero Code Vein trata mejor al jugador y se asegura de que tenga recursos suficientes para que pueda enfrentarlo sin demasiados temores. Su ambientación va de la mano de su historia y parece que esta cohesión dará bastante juego, aunque la demo no nos permite profundizar nada en este apartado. Queda mucho camino por recorrer y problemas que arreglar pero si el juego que nos llega en 2018 consigue pulir estas asperezas y ofrecer una jugabilidad un poco más original puede convertirse en uno de los títulos remarcados del año. El tiempo proveerá.