Quiero jugar a un juego

Halloween. Hace menos de veinte años esta fiesta no significaba absolutamente nada en nuestro país, pero hoy en día no hace falta más que darse un pequeño paseo por la ciudad para descubrir numerosas calabazas y miles de murciélagos colgando en multitud de escaparates. Podríamos debatir si esto es un efecto más de la globalización o se lo debemos a la Casa Árbol del Terror de Los Simpson, capítulo especial que nos ha acompañado temporada tras temporada desde el año 89 del siglo pasado. Sin embargo, aunque hoy es un día tan bueno como cualquier otro para hablar de videojuegos, la circunstancia exige que nos centremos en un género concreto: el terror.

Desde hace bastante tiempo, hemos experimentado un crecimiento en el número de lanzamientos de títulos destinados a jugar con la mente del jugador. No me refiero sólo a algunos triple A como The Evil Within o Alien Isolation. Éstos dos son, a mi modo de ver, la culminación de una ola de indies que empezó hace tres o cuatro años. Cuando un género triunfa, aunque sea bajo desarrollo independiente, es inevitable que las grandes productoras se fijen en ello. Hablo ahora de Amnesia, de Doorways, de Slender… Algunos de estos survival horror tienen más de un año y de dos, pero los vídeos con sus escenas y reacciones a las mismas siguen siendo récord de visitas en YouTube. Echad un ojo, por ejemplo, al siguiente vídeo.

Salta a la vista que el miedo tiene algo de atractivo para nosotros. Aunque el ejemplo está montado con un tinte cómico, el hecho es que varias personas se prestaron gustosas a grabarse mientras lo pasaban regular con el exitoso título de Frictional Games; y muchísimas más aún jugaron sin grabarse. Parecía una moda pasajera, pero al furor de Amnesia le siguió un hombre sin cara que no necesita ser nombrado. Slender, el título basado en una de las creepypastas más famosas de nuestra historia reciente, arrasaba en la conocida web de vídeos a principios del año pasado. Eran títulos independientes, pero ambos parecían la puerta a algo más grande.

Estos juegos consiguieron que muchos revisitáramos un género que teníamos olvidado, y volviéramos a enamorarnos del mismo. Desde entonces, lo hemos pasado de miedo con cada nuevo lanzamiento. Y con “de miedo” me refiero a que lo pasamos mal pero, al mismo tiempo, no podemos levantarnos de la silla en un buen rato. Muchos dirán que ellos no, que no se acercan a un juego de terror ni aunque les paguen, pero el hecho es que el género parece estar resucitando como uno más de los muchos monstruos que lo pueblan. Parece que nos gusta conectar con una de nuestras emociones más primarias, o quizá los asiduos a la tensión y la angustia sólo somos unos bichos raros. ¿Por qué nos gusta pasar miedo?

FEAR 2, otro must play

El gran maestro del terror Alfred Hitchcock dijo una vez: “Dales el mismo placer que cuando se despiertan de una pesadilla”. Tal vez esa es la respuesta a nuestra pregunta, pues el placer no radica en la pesadilla, sino en despertarse de ella. Es posible que, cuando nos adentramos en los oscuros mundos propuestos por cualquiera de estos juegos, en el fondo sepamos que vamos a salir de allí. Por real que pueda parecer mientras jugamos, lo cierto es que en cualquier momento podemos guardar partida, apagar la consola o el ordenador y volver a nuestras seguras vidas. Aunque mientras eso ocurre, disfrutamos de la montaña rusa de sensaciones que se nos pone delante de los ojos. Pero un momento, Hitchcock murió hace treinta años. O todo lo que he dicho del resurgimiento del género no tiene sentido o nos hemos saltado unas décadas en esto de los videojuegos…

Salgamos por un instante de nuestra querida industria. Todos sabemos que el cine de terror ha dado lugar a un gran número de películas memorables. La historia del cine no sería lo mismo sin Psicosis o sin el propio Hitchcock. Tampoco la literatura sería igual sin Stephen King, H. P. Lovecraft o Edgar Allan Poe. ¡Este último murió hace 165 años! Así pues, el amor por el miedo no parece ser nada nuevo en el ser humano. Es evidente que nos gusta sentir cómo el corazón se nos desboca o se nos acelera la respiración, y que nos gusta desde hace mucho. Sin embargo, el videojuego es una industria relativamente reciente, y hasta hace no mucho su producto era visto como poco más que un juguete. Si pensamos en lo poco que se ha acercado la generación de nuestros padres a un mando o incluso un joystick -o en esa frase que todos hemos oído alguna vez: “deja los jueguecitos y haz algo de provecho”-, no es de extrañar que un género tan enfocado a un público adulto no terminara de calar al principio.

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Con esto no quiero decir que los clásicos como Silent Hill, Project Zero o los primeros Resident Evil no fueran buenos, o que tuvieran poco público, pero parece que el survival horror se está convirtiendo en un género más prolífico de lo que nunca había sido y, sincera y sencillamente, me encanta. Es un ejemplo más de cómo evoluciona el entretenimiento. El salto de una materia que siempre nos ha vuelto locos a una plataforma que permite una inmersión en la trama nunca vista hasta ahora.

Así pues, si aún no os habéis atrevido a adentraros en el oscuro pozo del género de terror, ¿qué mejor día que hoy para empezar?

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Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios

Juego, escribo y estudio informática a nivel amateur. Podría decirse que hago de todo en los descansos que me deja el no hacer nada. Paseé por varios blogs antes de aterrizar en TecnoSlave como redactor. El mejor add on para cualquier juego son unos pocos amigos y unas cuantas cervezas.

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