¿Qué es esta habitación donde he despertado al compás de esa rimbombante música? Tras los cristales solo diviso paredes, que podrían ser la más absoluta nada.
Es entonces cuando una andrógina voz, de desconcertante y sospechoso tono, me invita a salir, pero no a traves de la puerta, de la que carece mi habitación, sino a través de algo que me cuesta concebir, un agujero de gusano que me transporta a pocos metro. ¡Diantres si hasta puedo ver mi espalda a lo lejos al mirar a través!
Cuando la atravieso por primera vez, con temor, no soy consciente de que ese acto será muy pronto como respirar…si quiero salir vivo de aquí. Porque pasaré de ser un conejillo de Indias a la hormiga con la que un cruel niño se divierte a través de su lupa asesina. Testigos de ello son las pistas, garabatos y locuras que pueblan las paredes interiores escritos por aquellos que perdieron la vida y el juicio intentando escapar.
The Cake is a lie
Lo sé, sé que no es cierto, que no me espera ningún dulce al final de mi tortuoso viaje y cada vez que consigo entrar dentro de una pared y veo la fea armadura de metal que sostiene este enorme y mortal escenario de ensueño, más cerca me parece estar de alguna salida. No sé lo que me espera fuera pero…yo solo quiero salir, ¡QUIERO SALIR DE AQUÍ!
Esta ratonera impoluta me asfixia, y todo lo que contiene no tiene otro objetivo que no sea ponerme a prueba o simple y llanamente acabar con mi vida. Mi única guía en este laberinto es la voz de GlaDos, la IA de este lugar, que ha pasado de la fría amabilidad al sarcasmo cada vez menos sutil. No termino de creerme a mí mismo cuando me repito que soy como una oveja que dócilmente se dirige al matadero con la esperanza de que, tal vez si se porta bien, sólo saldrá esquilada.
Todo lo anterior hace que el momento de la rebelión, que tarda en llegar pero llega, sea algo realmente emotivo, que disfrutemos con cada falsa disculpa que resuena por los altavoces y nos riamos de los burdos intentos de nuestro guía, que no sabe cómo reaccionar cuando nos escapamos de su encorsetado guión, de que nos metamos de nuevo en la ratonera por nuestro propio pie. Pocas veces sentiremos con tanta fuerza que nos hemos ganado la libertad…si es que realmente la hemos conseguido.
Un genio en la la última fila de la clase
Cuando Valve anunció su juego para la Orange Box y aparecieron los primeros gameplays nada hacía destacar a Portal por encima de la estrella del pack y su acompañante, HL2 ep 2 y Team Fortress 2 respectivamente. ¿Un juego de puzzles? Había más cosas interesantes en el horizonte.
Pero cuando la curiosidad mata al gato y ejecutamos por primera vez la aventura, a solas, entrando desde el principio en la propuesta que Valve nos ofrece, es cuando el torrente de sensaciones anteriormente escrito aflora, descubriéndonos uno de los juegos más inmersivos que un servidor ha tenido el honor de probar.
No es necesaria una banda sonora espectacular, ni un entorno gráfico hiperdetallado, ni aliens a los que acribillar para crear una experiencia de soledad y desamparo, así como de impotencia y posterior rebeldía, tan intensa. Sólo es necesario un desarrollo sólido, una variedad y unos personajes trabajados con mimo (GlaDos es ya uno de los mejores antagonistas de la historia de los videojuegos) y un prodigioso montaje “disimulado” (no hay una sola cinemática en todo el juego) que nos ponga los pelos de punta con cada descubrimiento.
Cuando un juego nos hace querer terminar pero al mismo tiempo desear que la experiencia no se acabe, cuando dudamos incluso de si al defendernos hacemos bien porque voces de niños nos suplican seguir acribillándonos a balazos en su macabro juego del escondite, cuando una IA omnipresente y omnisciente nos hace dudar de sus intenciones y pensamientos (si los tuviera realmente) a pesar de lo obvio de cada acontecimiento, entonces es cuando se aprecia el enorme cariño con el que ha sido tratada esta obra magna. Algo que parece ser que se ha olvidado hoy en día en aras de mejorar el destripamiento y el tamaño de las armas y hordas enemigas caídas.
No es Portal quizás un juego fácil de digerir, tampoco lo era Twin Peaks y ahí está encumbrada en el Olimpo de las series de ficción. Quizás la gran acogida de la crítica haga que más gente le dé una oportunidad a esta saga maestra.
