Jason, el hacker que atormentó a Riot Games

En agosto de 2012, League of Legends fue el juego de PC más jugado del mundo. A medida que el juego iba creciendo, lo hacía también el valor de las cuentas de los jugadores, que gastaban dinero real, dando a su vez un valor real a las cuentas.

Esta es la historia de un hacker de 21 años de Queensland, Australia, Shane Duffy. Su historia empieza en 2012 cuando proporcionó información a miles de hackers en el mundo a más de 120,000 registros de transacciones de códigos de tarjetas de crédito encriptadas y cuentas de débito. Muchas compañías se vieron afectadas por este robo, entre ellas Riot Games. 

Fue en este contexto que el hacker, conocido en ese entonces sólo con el alias de Jason, utilizó la información de sus brechas de seguridad para disparar la primera de muchas salvas contra Riot. Se mostró al público en Agosto de 2012 en mitad de un streaming de Twitch del popular PhantomL0rd, al que Jason saco de su cuenta impidiéndole volverse a conectar. PhantomL0rd tenía razones para estar sorprendido, no le había dejado información de su cuenta a nadie.

Riot nunca reveló cuantas cuentas fueron comprometidas, pero Jason contó que tuvo acceso a 24.5 millones de cuentas, un número que aún no puede ser verificado.

En Noviembre de 2012, la policía de Queensland lanzó un búsqueda y captura sobre Shane Duffy, un chico de 21 años con síndrome de Asperger que había sido educado en casa desde los 9 porque el sistema educacional no podía cumplir sus requisitos. Más tarde precintarían su equipo informático y revelarían que Duffy era Jason. Riot finalmente supo el nombre de su atacante.

Sin embargo Duffy se rió de lo fácil que le había sido comprometer los servidores norteamericanos, “No fue realmente hacking”. Aunque necesitó algunos conocimientos de hacking para su primer ataque en el 2012, dijo que sólo la ineptitud de Riot tenía la culpa por el ataque de 2013.

Duffy cuenta que durante su primer ataque de fuerza bruta del 2012, su grupo obtuvo los detalles de un rioter senior, que aun avisado de cambiar su contraseña no lo habia hecho. A través de su cuenta, el grupo era capaz de acceder a los servidores de Riot. Una vez dentro, metieron un software de backdoor que les daba acceso a los servidores. Riot no detectó el backdoor hasta que uno de sus colegas de hacking tuvó un “descuido”, segun dice Duffy. Para entonces, el grupo tuvo acceso a los primeros 24,5 millones de cuentas, en el orden cronológico de su creación.

La guerra de Duffy puede haber terminado, pero seguramente no es el último Jason.