18 de junio 2014
Es el uso de organismos vivos o células para la ejecución de cálculos.
Es una realidad que la potencia de los ordenadores crece de forma exponencial año tras año, como bien indica la Ley de Moore, dentro de poco los ordenadores cuánticos llegarán, de los cuales ya hemos oído alguna cosa. Ahora es el turno de los bioordenadores, el uso de células para hacer cálculos o conexiones se ha probado y funciona.
En 2009 se publico un artículo en la revista Science, en él se explica el trabajo de unos investigadores japoneses que usaban moho para realizar cálculos y optimizar las conexiones en el tren de Tokyo con sus ciudades vecinas. El organismo en cuestión es Physarium polycephalum , un moho fácil de cultivar que se alimenta de avena.
También se sabe que el moho contiene una carga eléctrica, lo que permite la programación de puertas lógicas. Por el momento estos experimentos no dan los resultados esperados, pues las puertas no dan el mismo resultado en procesos similares.
Veremos que novedades nos depara la biocomputación, quizás en un futuro tengamos que dar de comer a nuestro ordenador.
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