Tactical Espionage Operations

Metal Gear Solid 5: Ground Zeroes es sinónimo de polémica. Se trata del prólogo de Metal Gear Solid 5: The Phantom Pain, que será el título completo. La comercialización del prólogo ha traído consigo ríos de tinta y críticas severas a Konami. Cada vez más se tiende a vender un videojuego fraccionado y no en su totalidad, las compañías tratan de rascar lo máximo de nuestros bolsillos y eso, claro está, no nos gusta a los usuarios. Dicho esto, vamos a centrarnos en qué ofrece Ground Zeroes.

La misión principal tiene una duración aproximada de 2 horas si vamos directos al grano, pero tiene muchos alicientes extras que pueden aumentar la duración de la experiencia: conseguir armas, interrogar soldados para hallar información, obtener todos los casetes, hacerse con las insignias XOF… además de que es una misión con una rejugabilidad altísima. Nos lo volveremos a pasar por el mero placer de divertirnos, descubrir nuevas rutas por las que escabullirnos, probar diferentes posibilidades y estrategias, infiltrarnos sin hacer saltar alertas y sin matar enemigos, conseguir la mejor calificación final, batir records…

Hay 5 misiones secundarias que están desarrolladas para aumentar la duración del producto, algunas son más interesantes que otras, pero están bien diseñadas y ofrecen variedad: en una de ellas tendremos que localizar 2 soldados renegados a los que tendremos que liquidar; en otra, nuestra misión será extraer a un agente infiltrado en la base (genial el guiño de esta misión); una tercera consistirá destruir plataformas antiaéreas; en la cuarta recuperaremos un casete con información clasificada. La última misión se desbloquea consiguiendo las insignias y es distinta según la plataforma en la que juguemos: la misión Déjà vu será la correspondiente a los sistemas Playstation, Jamais vu será la exclusiva para Xbox. Déjà vu es un homenaje al primer Metal Gear Solid y es la misión más soberbia de todas las secundarias. Jamais vu rinde culto a Metal Gear Rising, que fue el primer juego de la serie en aparecer en Xbox.

Centrándonos ya en el aspecto puramente jugable, estamos ante la vanguardia de los juegos de espionaje. Otros han intentado coronarse, pero es la saga Metal Gear Solid la que se alza una y otra vez para definir el referente.

La experiencia que vivimos es altamente gratificante. Es curioso porque aparentemente no son muchas cosas las que han cambiado desde Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, pero la sensación que se tiene a la hora de sentarnos frente al pad es la contraria. La dinámica atrapa, llama a seguir jugando por el mero hecho de disfrutar.

El sistema de control está muy refinado y el manejo de la cámara es perfecto. Este ha sido el talón de Aquiles en entregas anteriores, pero aquí es un punto positivo.

Se han añadido nuevas posibilidades: ahora nos pegaremos a las paredes sin la necesidad de presionar ningún botón, podemos correr si mantenemos el L3 pulsado, rodar mientras estamos tumbados, echarnos el cuerpo de los enemigos neutralizados a la espalda para transportarles o protegernos… También disponemos de nuevas opciones para el CQC, como la de quitarle el arma al enemigo y apuntarle con ella, ordenar al soldado que se tumbe o que llame a sus compañeros… Todo haciendo gala de una precisión, fluidez e intuitividad insólitas. A la vez, hemos perdido alguna opción de las de antes, ya no hay radar, tampoco podremos golpear la pared para despistar al enemigo, ni dar volteretas.

Otra novedad es el modo reflejo, que se activará cuando un soldado detecte nuestra presencia. De esta manera se ralentizará el tiempo, al más puro estilo Max Payne, dándonos la oportunidad de neutralizar al enemigo antes de que pueda alertar a sus camaradas. Disponemos de un sistema de autoapuntado que funciona igual que en los Call of Duty. Cuando presionemos el botón de apuntar, la mira irá directa al torso del soldado enemigo más cercano, permitiéndonos luego libertad suficiente para precisar moviendo la mira en busca de puntos corporales clave. Estas dos modalidades pueden desactivarse desde el menú de opciones, así que vemos su inclusión como un acierto que ayuda a nutrir el juego.

La IA enemiga está muy desarrollada. Ahora es mucho más fácil ser descubiertos por los guardias, que nos verán desde una distancia mayor (cuando es de día aumenta su visibilidad) y serán imprevisibles en sus pautas, por lo que tendremos que tener más cuidado.

Ground Zeroes nos presenta el sistema de mundo abierto del que tanto se ha hablado, que verá su apogeo en The Phantom Pain y quizá sea la principal novedad de la entrega. Tenemos un escenario muy grande ante nosotros, una base de gran superficie sobre la que movernos con absoluta libertad, con multitud de rutas. Nada de áreas divididas, ni tiempos de carga, ni juego sobre raíles: el campamento Omega está ante nosotros para que lo degustemos a nuestro antojo. Tendremos además una serie de vehículos con los que desplazarnos, si bien es cierto que en el prólogo no los necesitaremos, será en The Phantom Pain  donde cobren importancia.

Kojima ha querido reducir las cinemáticas para adaptarse a los nuevos tiempos y exigencias del consumidor. Quizá por este motivo la trama sea más sencilla, pero al mismo tiempo directa y profundamente efectiva. Aun así, seguiremos disfrutando de intros llenas de épica y maestría. Kojima es un artista que dirige como el mejor de los maestros hollywoodienses. Las conversaciones de códec se han limitado a pulsar un botón para recibir consejos, pero los más acérrimos pueden estar tranquilos porque en realidad se ha sustituido el códec por los casetes: cintas que iremos desbloqueando y que nos sumergen más en la trama y los personajes. La calidad de las cintas está muy cuidada y tenemos un material de escucha superior a las 2 horas.

Como ha sucedido en otros videojuegos, Ground Zeores tiene su propia aplicación para smartphones. En ella podremos realizar varias tareas: utilizar el móvil como GPS en el que trasladar el mapa del juego, enviar capturas de pantalla de nuestra partida al móvil, escuchar los casetes que desbloqueamos o gestionar la Mother Base en un juego que contiene la aplicación, similar a la gestión estratégica que podíamos hacer en Peace Walker.

Hemos dicho que la misión principal dura unas 2 horas. Cada una de las secundarias entre 30 minutos y 1 hora, y a eso le tenemos que añadir el contenido multimedia de los casetes, que son 2 horas. Eso nos da una duración total de unas 6 horas sin contar con otros extras y la altísima rejugabilidad. Tenemos sigilo para rato.

Foxhound, Foxdie, Gray Fox. ¿Por qué no “Fox Engine”?

Eso debieron pensar los chicos de Kojima productions cuando le pusieron nombre al motor gráfico que aquí estrenan. El mundo abierto del que hemos hablado es posible gracias a este potente motor, capaz de mover escenarios enormes tanto en consolas veteranas como de nueva generación. Está claro que las texturas, distancia de dibujado, frame-rate y resolución es mayor en PS4 y Xbox One, pero sorprende lo bien que funciona el juego en PS3 Y Xbox 360. Solamente flaquean en cuanto a memoria, algo que notaremos especialmente en las misiones de día, cuando la luz revele estos defectos, si nos ponemos a correr, sobre todo en la zona rocosa de la costa, donde veremos cómo aparecen repentinamente en la pantalla arbustos, cactus y demás elementos, pero son detalles que no tienen mucha importancia. Lo más destacado del Fox Engine es su sistema de iluminación: el juego de luces es maravilloso. La animación de los personajes también es memorable, sobre todo la de Snake, impresionante el realismo y la naturalidad de sus movimientos. En cuanto a las animaciones faciales… solo podemos decir que son geniales. Kojima ha declarado que tiene a su disposición las herramientas que necesitaba para crear el juego que siempre había soñado, ¡y vaya si tiene razón!

Acordes oscuros, pero brillantes

Los efectos de sonido son de primera. Si tenéis la suerte de tener un home cinema, alucinaréis con la lluvia, el sonido de los helicópteros, las balas… En cuanto a la banda sonora, Harry Gregson-Williams vuelve a llevar la batuta. El compositor lleva asombrando desde Metal Gear Solid 2 y esta vez tampoco defrauda. Eso sí, como el resto del juego, los compases serán más sombríos. El tema principal vuelve a ser Here´s to you, compuesto por Ennio Morricone e interpretado por Joan Baez. Una canción que se ha convertido en el himno de la saga y que llega a poner los pelos de punta.

El doblaje está sumamente cuidado. En principio extrañaremos la voz de David Hayter, son muchos años trabajando en la saga y se hace raro que sea otro el que ponga la voz a Snake, pero parece ser que Kojima ha querido apostar por Kiefer Sutherland por un motivo: este es el primer Metal Gear en el que se usa la captura facial y por eso se ha buscado un intérprete que sea a la vez actor de doblaje, consiguiendo la sincronización perfecta entre voz y expresión facial. Sutherland hace un gran trabajo, pienso que poco a poco nos acostumbraremos a él. El resto del reparto para los principales personajes es el mismo que en Peace Walker. 

Conclusión

Ground Zeroes no es una demo, es un prólogo, o mejor dicho: un prologazo. Puede discutirse la comercialización segmentada del juego, sin duda, pero no la calidad que derrocha. El mero hecho de poder presenciar otro capítulo de la épica historia de Big Boss es un lujo indescriptible. Hideo Kojima es un genio conceptual y nadie sabe trenzar una historia como él lo hace.

Preparaos porque Metal Gear Solid ha vuelto para maravillarnos y tiene mucha pegada. Se nos quedará corto, sí, pero el tiempo pasa rápido y llegará Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, que si sigue la senda de su prólogo, alcanzará la excelencia.

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