28 de mayo 2014
Destreza e ingenio puestos a prueba en una aventura sin igual.
Así es. Por si todavía no os habéis percatado, Max: The Curse of Brotherhood entra directamente por los ojos sin preámbulos; lo ves y es amor a primera vista. Lo mejor de todo es que esta primera impresión no nos deja más adelante con una mueca de desagrado -como suele ser habitual en bastantes títulos actuales-, sino que incluso supera las expectativas que genera, ofreciéndonos un mundo repleto de detalles tan cuidados que no nos daremos ni cuenta de lo sumergidos que estaremos cuando lo jugamos. Pero esto está bien justificado, porque este magnífico resultado, que es el calificativo que se merece, se ha desarrollado con el motor gráfico Unity.
En primer lugar, cabe decir que el apartado artístico en general desprende un acabado estilizado y cuidado de todos los elementos que lo componen. El diseño de los personajes, así como de los enemigos, destacan por ser singulares; cumplen a la perfección con los roles que desempeñan en la historia y el modelado de los mismos son geniales.
Asimismo, no cabe duda de que han sabido crear personajes carismáticos, cada uno a su modo: Max con sus traviesas palabras, Mustacho con su plan demencial y la anciana con sus palabras de aliento. Lo mismo puede decirse de los enemigos que nos toparemos: todos y cada uno de ellos tienen su peculiaridad que los hace graciosos, aunque más vale no tomarlos por buenazos, porque se liarán a palos con nosotros.
Habrá veces que nos quedaremos mudos, literalmente, al poder contemplar algunos de los escenarios que nos ofrece el juego. Todas y cada una de las diversas zonas que visitaremos desprenden esmero a primera vista; disfrutaremos de los paisajes que nos ofrecen gracias a la cantidad de detalles que incluyen, que no son pocos.
Los entornos están diseñados con una paleta de colores suaves con la que se crea una armonía en conjunto con la iluminación en los lugares precisos para incrementar la sensación de profundidad 2,5D. Además, y por si fuera poco, el enfoque de la cámara nos permitirá tener planos precisos del entorno para poder resolver los puzles cómodamente o para dar mayor dinamismo y no quedarse fijo en un único plano. Incluso es posible que alguna vez pensemos que más que un juego parece una película animada, ya que habrá grandes cantidades de cinemáticas, a cual la mejor.
Con las numerosas persecuciones que tendremos, no nos sentiremos realmente amenazados si no está el acompañamiento de una buena pista tensa, ¿verdad? Pues por suerte, la banda sonora que emplea el título nos permitirá introducirnos desde el primer instante en el papel de Max sin muchas complicaciones.
Ya sea explorando el desierto, los bosques y las cavernas, o huyendo del enemigo, siempre habrá una canción apropiada para el momento. Algunas épicas, otras relajantes, pero la mejor de todas es el silencio; silencio que se hace más rotundo en una caverna cuando solo oímos efectos sonoros como nuestros pasos, el goteo de agua o el eco de los seres que habitan las entrañas de la tierra.
Tampoco hay que desmerecer con todo esto la caracterización de los personajes con su doblaje, que cumple correctamente con lo exigido. No puede decirse lo mismo del subtitulado, puesto que para los más duchos en el inglés, la traducción a veces no corresponde realmente con lo que se dice, perdiéndose algunos puntos graciosos o incluso perdiendo la gracia al traducirlos.
Max: The Curse of Brotherhood es, sin miedo a quedarme corto, el título plataformero que muchos esperábamos; bueno, quizá incluso sea más aún de las expectativas que tenía personalmente. No suelo ser subjetivo, pero será uno de los grandes juegos que recordaré y jugaré varias veces más solo para volver a disfrutarlo.
Un juego que cumple con todos los requisitos que debe tener dentro del género, con un acabado artístico deslumbrante y una banda sonora que atrapa, donde se pone a prueba nuestro ingenio y destreza con una fluidez que nos incita a seguir jugando hasta que logremos derrotar al antagonista y salvar al incordio, pero amado, de nuestro hermano.
A pesar de su corta duración, la presencia de coleccionables hace que sea rejugable. Una historia sencilla y para todos los públicos que encantará tanto mayores como pequeños por el toque desenfadado y gracioso que posee. En resumen: tanto si te gusta el género como si no, es un must have. Press Play ha hecho un gran trabajo y se los agradezco personalmente por brindarnos la oportunidad de probar un buen juego.
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