Análisis Faery: Legends of Avalon

Ante el declive que vive el RPG por turnos en medio de este nuevo mar cuyas corrientes dejan de lado al rol por otros géneros, algunas propuestas interesantes se hacen notar de manera discreta para asombrarnos y dejarnos claro que todavía queda mucho que innovar para satisfacer a todo amante del mismo.

Este es el caso de Faery: Legends of Avalon, que a pesar de tratarse de un título con una historia sencilla y una duración breve, nos deja marca después de poder disfrutar algunas de las características que lo hacen, sin duda, un juego único dentro del género.

• Plataformas disponibles: PC, PlayStation 3, Xbox 360

• Plataforma de análisis: Xbox 360

• Desarrollador: Spiders Games

• Distribuidor: Focus Home Interactive

• Fecha de lanzamiento: 10 noviembre 2010 (Xbox 360), 12 enero 2011 (PlayStation 3) y 6 de mayo de 2011 (PC)

• Género: RPG, fantasía, aventura

• Idioma: Español (textos)

• Precio: 7.99€

Requisitos mínimos PC:

• Sistema operativo: Windows Xp Sp3, Windows Vista Sp1, Windows 7

• Procesador: Amd/Intel Dual-Core 2 Ghz

• Memoria Ram: 2048 Mb

• Tarjeta Gráfica: 256 Mb 100% Compatible Directx 9 y Shaders 3.0, Ati Radeon Hd 3850/Nvidia Geforce 8800 o superior

• Espacio en el Disco Duro: 1 Gb

• Tarjeta de Sonido: Compatible con Directx 9

Con una ambientación centrada en los cuentos populares fantásticos y algunas leyendas, Faery: Legends of Avalon derrocha calidez, magia y simpatía. Pero esto no lo es todo, porque a pesar de tener grandes puntos que hacen que brille con intensidad, algunos detalles pueden ensombrecer la calidad de la que podría haber hecho gala. Veamos qué nos ofrece esta interesante apuesta que empezó a salir al mercado a finales del año 2010.

 

Donde la fantasía y el realismo se separan

En un mundo primigenio donde humanos y seres mágicos convivían en armonía, la fantasía daba origen a los mitos y las leyendas que en la actualidad se narran. No obstante, tiempo atrás los humanos comenzaron a dudar sobre la existencia de esta magia, y como consecuencia de esta ruptura los seres mágicos comenzaron a desaparecer o trasladarse a otros mundos mágicos.

Mas los efectos negativos no quedan solamente en esto, dado que el mismísimo Oberon, rey de todos los seres mágicos que vive en Avalon -reino al cual hace honor el título del juego-, decidió aislar su reino de los siete mundos mágicos restantes, quedando el acceso a estos imposibilitado. Solo tres de estos accesos (todos son espejos mágicos) resisten todavía, y nuestro cometido será acceder a través de ellos para salvar a todos los seres mágicos de la inminente desaparición que les amenaza.

Con una estructura narrativa sencilla como es la del héroe que debe salvar el mundo, Faery: Legends of Avalon nos pone en el papel de un duende o un hada (dependiendo del sexo del personaje que creemos) que lleva tiempo congelado tras los repentinos sucesos del pasado y que ahora nuevamente despierta. Junto a otros seis personajes más que se unirán a nuestra causa por motivos diversos, nos queda por delante un largo y tedioso camino como recaderos para poder ayudar a todos los seres mágicos que habitan en los demás mundos. Una fórmula simple pero eficaz, que los miembros de Spiders Games supieron enlazar de manera más que satisfactoria con el sistema clásico del RPG por turnos (lástima que no lo sea en tiempo real), ofreciendo así un título excepcional y llamativo.

Sin embargo, tal y como os comenté al inicio, muchas sombras oscurecen este estupendo trabajo, y en lo que respecta a la historia podemos destacar la falta de profundidad o la carencia de carisma en los personajes que formarán parte de toda la trama. Pasaremos sin pena ni gloria ayudando a todo aquel que podamos y sin embargo tendremos la sensación de indiferencia en cada una de nuestras acciones, de manera que nunca llegaremos a conectar con nuestro protagonista.

Por último, y quizá sea lo que más ha influenciado en mis impresiones acerca del título, hay un detalle que echó por tierra todo el buen trabajo que mostraba: el desenlace final. Todos nos esperamos un último combate épico al final de todo juego de rol, donde es la única oportunidad en la que tenemos la posibilidad de darle caña a ese enemigo que atenta contra todo el mundo, o contra algún ser querido. Pues no, este no es el caso, porque cuando estamos terminando de hilar los enigmas que encontraremos, preparándonos para la batalla final, el juego finaliza en ese instante. Sí, tal cual lo leéis, no hay combate final ni jefe final. En su lugar nos hacen ver lo que podría ser la continuación de una segunda parte (que a pesar de todo promete). Pero terminar un título de sopetón y de esta manera hace que nos quedemos a cuadros sin creernos lo que estamos viendo. Una enorme desilusión.

Por contrario, si algo podemos resaltar como positivo son los numerosos guiños y referencias que se hacen a los cuentos populares, como por ejemplo Las mil y una noches o Simbad el Marino, o a algunos mitos y leyendas, como podrían ser Yggdrasil y El Holandés Errante, que le confieren un toque personal y único al trabajo de Spiders Games ofreciendo un soplo de aire fresco a la atascada temática medieval que suele venir de mano del rol.

 

El corte clásico del rol con un aderezo de polvo mágico

Tras crearnos nuestro personaje principal después de elegir su sexo, nombre y rasgos faciales o peinado, lo siguiente que podremos observar en la personalización es su equipamiento. Con una lista de cinco items (cinta para la cabeza, vestimenta, botas, brazales y arma) que solo varían en los beneficios que otorgan, el aspecto visual de nuestro equipamiento variará dependiendo de lo que lleve puesto el protagonista en el momento. Aun así, hay otra parte personalizable que quizá sea la más llamativa y original de todas, pero la abordaré más adelante para no adelantar sorpresas.

Todos los amantes del rol conocen el sistema clásico de combate por turnos, y podemos darnos con un canto en los dientes en este aspecto porque el título respeta la estructura que muchos echamos de menos con la evolución que está teniendo en la actualidad, aunque eso sí, a modo de síntesis. No obstante, Faery: Legends of Avalon cuenta con una peculiaridad única: para desplazarnos siempre iremos volando. Todos los escenarios son explorables en su totalidad, por lo que el sistema de control del personaje ofrece comodidad al respecto para trasladarnos por el espacio aunque puede llegar a presentar complicaciones si tenemos que hacer movimientos bruscos.

Como juego de rol que es, la presencia de los diálogos es parte fundamental del mismo, por lo que tendremos la posibilidad de elegir durante los diálogos nuestras preguntas y respuestas, y dependiendo de estas últimas nuestros aliados nos apreciarán o rechazarán más. El típico sistema de valoración cuyo fin desembocará en posibles romances entre el personaje principal y los aliados, aunque su desarrollo será paupérrimo y poco significativo. Por otro lado, en el inventario solo tendremos lugar para las diferentes pociones o remedios para curarnos, además de los items de equipamiento, pero lo más curioso de todo es la ausencia del dinero o de vendedores a los que ir a comprar objetos, algo cotidiano en el género que nos atañe y que se ha echado en falta en todo momento.

Además del inventario, en el menú podremos encontrar un resumen de las (breves) estadísticas del personaje, así como las habilidades o beneficios del que dispone, el mapa (donde veremos la localización de los npc con los que interactuar en él), y dos pestañas adicionales que son bastante llamativas: Mi cuento y Agenda. La pestaña Mi cuento recopila el listado de misiones primarias y secundarias, así como un breve resumen de la historia a modo de cuento, mientras que la pestaña Agenda nos ofrece una descripción personal de todos y cada uno de los personajes que nos encontramos a lo largo de nuestra aventura. Un detalle bastante discreto, pero que le confiere una pincelada narrativa al juego y hace que podamos ver la historia como si de un verdadero cuento mágico se tratase.

Ahora vamos a la parte que verdaderamente interesa: el desarrollo del personaje y el combate. Nuestro personaje aumentará de poder a medida que ganemos Glamour (lo que llamamos habitualmente Puntos de Experiencia) y subamos de nivel, en cuyo ganaremos Puntos de Competencia con los que aprenderemos o mejoraremos nuestras habilidades mediante una “metamorfosis”. Curioso, ¿verdad? La metamorfosis equivale a los Puntos de Talentos, pero a diferencia de que -y esta es la parte interesante que antes comenté- al aprender una habilidad nueva nuestro personaje sufrirá una modificación visual en su cuerpo. Desde cambiar nuestras alas, desarrollar unos cuernos o una cola, o tener varios tatuajes, todas estas originales variaciones vendrán determinadas por las habilidades que decidamos aprender. Sin embargo, nuestros aliados aprenderán sus habilidades de manera automática, lo que le resta en gran medida complejidad al juego.

En cuanto al sistema de combate, los turnos vendrán condicionados por Puntos de Acción (abreviados como PA de ahora en adelante). A medida que vayamos aumentando nuestro nivel podremos alcanzar hasta tres, y estos a su vez son el único recurso que utilizaremos tanto para atacar como para usar habilidades u objetos, flexibilizando a nuestro criterio la estrategia a desarrollar durante la batalla en todo momento. Para daros un ejemplo similar y reciente, la trilogía de Final Fantasy XIII hace uso del BTC (Batalla en Tiempo Continuo), cuyo sistema es idéntico salvo que Faery: Legends of Avalon no hace uso del combate en tiempo real.

Vinculado a esto, las habilidades irán desde acciones hasta pasivas – aunque no habrá gran variedad donde elegir, por desgracia. En esta ocasión, aunque usemos habilidades mágicas no habrá un recurso tal como maná o puntos mágicos, sino que dependeremos enteramente de la cantidad de PA que consuman cada una de estas, las cuales variarán siempre entre uno y tres PA, y del tiempo de recarga que tengan. Algunas de las habilidades no podremos usarlas repetidamente; en este caso habrá un pequeño icono de un reloj que nos determinará, dependiendo de cuantas veces aparezca, la cantidad de turnos a esperar para poder utilizarla, los cuales podrán ir desde uno a dos turnos. Esto le añade un plus de complejidad al combate, pero no llega a ser suficiente como para tomarnos muy en serio las batallas contra nuestros enemigos, dejando con un acabado imperfecto el apartado que más determina un juego de RPG por turnos.

Siguiendo con el sistema de combate, hay presente varios elementos que son comunes al resto de títulos del género, como la posición de vanguardia y retaguardia (con sus respectivos beneficios y perjuicios) o los estados alterados y beneficiosos. Estos últimos quizá sean el punto más flojo de todo el sistema, puesto que la cantidad que nos ofrece el juego es tan reducida que deberían haberse planteado incluirlos. Ambos en total no hacen más de cuatro tipos (veneno, debilitamiento y aturdimiento para los perjuicios, y aumento del daño del siguiente ataque para el beneficio), dejándonos así a medio camino de poder disfrutar algo más de dificultad en las batallas.

Después hay otros detalles que quizá sean menores, pero resultan igual de primordiales si queremos que la experiencia del combate sea la más gratificante posible. Hablo de opciones como poder huir del combate, que en este caso no nos ofrecen esa posibilidad (vamos, que si entramos en combate, o vencemos, o morimos), o de ver la descripción de las habilidades durante la batalla, porque puede que se dé el caso en que no recordemos si una habilidad aturde o debilita al enemigo y queramos saberlo en el momento.

Todo esto se congrega en una misma idea: un sistema de combate simplificado pero falto de carácter que dará como resultado batallas largas y monótonas, faltas de emoción, debido a la numerosa repetición de ataques o habilidades, así como la poca variedad que tenemos de estas; y es una lástima, porque desde el comienzo al saber que se trataba de un RPG por turnos mis expectativas se dispararon por las nubes, aunque luego se precipitaron en picado hacia el abismo de la indiferencia.

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