Análisis Vampiro, La Mascarada: Redención

La Mirada del Vampiro

Primero, decir que el juego tiene sus buenos catorce años, con lo que tecnológicamente hablando es casi del pleistoceno. Por lo que, cuando lo visionamos, nos vemos obligados a tener que mirarlo con los ojos de aquellos años o de lo contrario simplemente pensaremos que es un juego muy pobre gráficamente hablando. Pero para aquellos momentos, la verdad es que el apartado gráfico resultaba bastante impresionante para el mundo de los videojuegos de ordenador.

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Sé que en aquellos momentos la bestia PS2 acababa de aparecer en el mercado y nos empezaba a dar muestras de hasta dónde podía evolucionar el mundo de los gráficos en los compatibles con el paso de los años, pero por el 2000 la tecnología gráfica evolucionaba a pasos de tortuga.

Por supuesto, la mayoría de escenarios son cuadriculados y llenos de esquinas angulosas, junto con nulos efectos de partículas, transparencias o un tratamiento muy básico de los fluidos. Pero a pesar de todo, lo poco que tiene resultaba muy impresionante para su época.

Pero no divaguemos. Como ya digo, el juego aprovecha bastante bien el potencial de las mejores tarjetas gráficas de aquellos años, si es cierto que apenas encontramos efectos de luces dinámicas (y las que hay pueden parecer bastante pobres) y las sombras no es que sean especialmente detalladas. Además, las transiciones de luz y oscuridad son bastante bruscas (pero a pesar de todo esto, para aquellos años era una verdadera maravilla visual).

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Otra de las virtudes está el elevado número de adversarios que podían aparecer en la pantalla junto con los cuatro miembros de nuestro equipo sin que el motor se viese afectado por falta de rendimiento (aunque esto lo digo al jugarlo con un ordenador de la generación actual que supera con creces al más potente de aquellos años). Además, en aquellos años cada compañía normalmente recurría al propio diseño de su motor gráfico, con lo que, en cierto modo, si hacían sus deberes correctamente, el juego funcionaba a las mil maravillas, y en este caso todo está atado y bien atado.

El modelado de los personajes es bastante bueno. Se ha prestado especial atención a los personajes principales, dándoles una gran expresividad a sus rostros y una más que decente plasticidad a sus movimientos, siendo bastante naturales (siempre con los cánones de aquellos años).

Recordando análisis de aquellos años, algunos de los profesionales de este medio lo llegaron a comparar con el impresionante Wheel of Time, Quake III Arena o Deus Ex. Y además aún quedaba casi un año para la llegada de monstruos gráficos como el Blade: The Edge of Darkness o Max Paine.

Por desgracia, no todo son cosas buenas. El juego, a pesar de algunos parches recibidos en momentos posteriores a su aparición (y recordad que en aquellos años internet no tenía el ancho de banda actual, con lo que los parches no eran remodelaciones completas del juego, sino arreglos puntuales), tiene bastantes fallos de clipping, desapariciones de texturas y fallos de la detección de colisiones. Además, las limitaciones tecnológicas de aquellos años hacen de uso obligatorio las transiciones de carga entre escenarios, algo que en su momento resultaba exasperante. Por suerte para aquellos que deseen jugarlo en estos momentos, la potencia de cualquier ordenador actual convierte este proceso en casi instantáneo y nada molesto.

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A pesar de los muchos defectos achacables al nivel tecnológico de su año de aparición, gráficamente demostró ser un espectáculo visual y que exigía una máquina realmente potente, logrando plasmar en la pantalla el gótico horror de los juegos de la saga de Vampiro.

La Voz del Vampiro

Si gráficamente el juego es bastante impresionante, el apartado sonoro lo acompaña a las mil maravillas y, además, este no se ve limitado por su tiempo. El juego nos llegó doblado al castellano, algo que los jugadores sin conocimientos del inglés agradecieron enormemente.

La banda sonora es bastante buena; acompaña y ambienta todos los momentos del juego permitiendo una inmersión del jugador en la historia y en los acontecimientos que en ella se relatan. Y en algunos no puede uno evitar compararla con la banda sonora que Wojciech Kilar creo para la película Drácula, de Francis Ford Coppola.

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De igual manera, los efectos sonoros son bastante buenos. El sonido ambiental, los ecos y reverberaciones de las voces en las cavernas o en las grandes salas de los palacios o catedrales, acompañan al juego en todo momento junto a los efectos especiales de los combates tanto con armas medievales, como en la época contemporánea cuando recurrimos al uso de armas de fuego y sus estruendosas detonaciones al ser disparadas.

El Mordisco del Vampiro

Podría decir que la jugabilidad de Vampiro, La Mascarada: Redención es igual de sobresaliente que los puntos anteriores, pero por desgracia aquí es donde el juego flojea por todos lados. Sí es cierto que estamos ante un juego de rol, y que precisamente estos nunca han sobresalido por su fluidez a la hora de la acción, pero la verdad es que Vampiro, La Mascarada: Redención, a pesar de ser un juego de rol, optó por una jugabilidad más parecida a un juego de acción en tercera persona con una mezcla de los clásicos juegos de rol point and click. Y por ello, se queda en un querer y no poder al tratar de abarcar mucho y apretar muy poco.

Pero analicémoslo de manera separada. Aceptamos que su apartado de point and click está bastante bien llevado; a fin de cuentas, nuestro personaje se mueve por este método a pesar de estar totalmente desarrollado en un entorno de tres dimensiones. Pero la cámara se sitúa en la típica posición de un juego de acción en tercera persona, permitiéndonos ver solo los 180 grados que tenemos delante de nosotros, con lo que en muchos casos, los enemigos simplemente desaparecen de la pantalla o nos vemos obligados a girar la cámara perdiendo siempre la perspectiva de lo que tenemos detrás de la misma. Y no importaría si el juego nos permitiese girar como si de un juego de acción se tratase, pero al tener el método de control de point and click, nos obliga a tener que llevar el puntero hasta los laterales para girar la cámara y, mientras esto sucede, nos dan todas las tortas que quieren sin que seamos capaces de reaccionar (lo rápido que pueden llegar a ser los enemigos en estas situaciones, resulta más que sorprendente).

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Otro de los problemas, es que el jugador por mucho que sepa que el juego es un point and click no puede evitar sentir de manera inconsciente que está jugando a un juego de acción y esto hace que continuamente sintamos la frustración de que nuestro personaje resulta ortopédico y carente de habilidad para moverse e interactuar con el escenario.

Después está el sistema de combate, totalmente obtuso y oscurantista. Cuando luchamos con los adversarios, no vemos los efectos que tienen nuestros ataques salvo por algún que otro salpicón de sangre o solo gracias al interface del juego, que nos muestra nombre del enemigo que va poco a poco tiñéndose de rojo hasta que muere, aunque no se nos indique cuando golpeamos y cuando fallamos. Eso sí, la muerte resulta satisfactoriamente brutal y sanguinolenta en la mayoría de los casos.

También se ha implementado un sistema de críticos que permiten que con un simple golpe acabemos con nuestro enemigo y viceversa (esto último ya no gusta tanto al jugador), pero tampoco sabemos cuándo va o no a suceder, con lo que simplemente no confías en los críticos.

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Otro de los graves problemas es que nuestro personaje solo ataca cuando hacemos click sobre el enemigo que queremos atacar. Esto equivale a que, si no cliqueamos continuamente sobre dicho enemigo, nuestro personaje se queda parado recibiendo tortas y siendo totalmente pasivo. Y si encima se juntan muchos enemigos y nuestros compañeros en la misma pantalla, muchas veces o atacamos a otro enemigo por equivocación, o dejamos de atacar al haber pinchado sobre un compañero.

El combate es caótico, rápido y totalmente carente de estrategia. Y con resultados totalmente aleatorios, si repetimos un combate, puede que un enemigo que antes era invencible ahora sea el primero en caer, y que una piltrafilla resulte ser casi tan temible como uno de los grandes enemigos de fase del juego. Por lo que la frustración es una amenaza constante.

Después llegamos al apartado más controvertido, la inteligencia artificial. Por un lado está la inteligencia de los enemigos, bastante sosa, pues tiende a repetir las pautas continuamente y con lo que, tras hacer frente a un par de enemigos del mismo tipo, ya sabes automáticamente como hacerles frente. Pero, realmente lo grave está en el apartado de la inteligencia de nuestro personaje y su grupo. Nos encontramos con el permanente fallo de elección de camino, es decir, nuestros personajes tienden a tomar siempre el camino más peligroso o el más complicado. Si no es que se atascan entre el mobiliario de alguna habitación, se quedan parados en mitad de un combate o cuando utilizan sus poderes tienen la desagradable costumbre de darte a ti. Este es quizás el apartado donde se nota una gran falta de solidez y buen trabajo, pues no es un problema puntual, sino algo repetitivo y que puede amargar las horas de entretenimiento si no somos capaces de aceptar tales fallos y jugar en consecuencia a los mismos.

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Pero el juego también tiene cosas muy buenas, quizás la más destacable es la buena implementación de los poderes de los trece clanes vampiros. Por supuesto unos mejor que otros, pero en la mayoría de los casos muy bien llevados y que dan gran variedad de posibilidades a la hora de jugar.

Otro punto realmente de agradecer es la más que correcta curva de aprendizaje del juego, que nos permite irnos adaptando a las exigencias del mismo. Y además, el hecho de que el juego no es extraordinariamente difícil. Incluso teniendo el inconveniente de la aleatoriedad de los combates, superar los enfrentamientos nos puede suponer en el peor de los casos tener que intentarlo un par de veces para lograr encontrar el método o la estrategia adecuada para acabar tanto con los enemigos normales como con los enemigos finales. Por lo que la amenaza de la desidia y la desesperación aparece tan rápido como se va.

La verdad es que en su momento, Vampiro, la Mascarada: Redención ponía a nuestra disposición un sistema de juego multijugador bastante novedoso, pero a mi parecer demasiado adelantado a su tiempo. Y para mí, que fue el precursor del sistema que implantaría Neverwinter Nights para los juegos multijugador donde uno de los jugadores podía hacer de Dungeon Master. Pues este sistema (algo menos depurado) ya lo ofreció en su momento Vampiro, La Mascarada: Redención. Pero la verdad es que en aquellos años internet no era lo que es hoy en día, y además el espíritu del videojuego no concordaba con el espíritu del juego de rol de mesa con lo que muchos de los aficionados al juego de mesa no encontraron razón alguna para tratar de llevar al videojuego las partidas que llevaban a cabo en los salones de sus casas. Con lo que si ya en su momento el juego no obtuvo la acogida adecuada en el mundo online, hoy en día esa posibilidad queda totalmente descartada, relegando el juego al modo historia y poco más.

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Etiquetas Activisionla Mascarada: RedenciónNihilistic SoftwarerolRPGVampiro

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Gonzalo Tello González

De profesión técnico informático, diseñador gráfico y fotógrafo. Provengo de la generación que ha tenido la suerte de ver toda la evolución de los ordenadores y de las consolas. Desde los 8 bits hasta la era actual. Enamorado de la tecnología, adoro el mundo de los videojuegos y todas las grandes experiencias que ellos me han proporcionado. El cine es una pasión, leer libros una necesidad y disfrutar de los comics y mangas algo intrínseco a mi existencia. Por si esto no fuera suficiente, soy jugador de rol a la antigua usanza y además estoy diseñando mi propio juego de rol (aunque eso es un proyecto a muy largo plazo).

2 comments

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  1. Miguel Vidal 2 julio, 2014 at 00:47 Responder

    Anda que no tiene tiempo ni nada el juego, madre mía.
    Las viciadas que me mandaba de pequeño (y hace un año cuando lo redescubrí).

  2. Severino Pérez Santiago 1 julio, 2014 at 09:49 Responder

    Juegazo, la única pega de GoG es que no tenga la versión española. Anda que no hacíamos coñas en el instituto con algunas frases míticas de algunos de los personajes.

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