Análisis Warhammer Quest

Conclusiones

Warhammer Quest resulta una grata experiencia si sabemos a qué nos enfrentamos y aceptamos las premisas que el juego impone. Tenemos que tener en cuenta que es un juego casual, es decir, dedicarle un ratito y a otra cosa, como sucedía en la versión juego de mesa o la versión para dispositivos móviles.

Después está el apartado de DLCs. En este caso, los chicos de Rodeo Games de nuevo han sabido captar la esencia mercantil de Games Workshop, ya que se nos pone a disposición de nuestros bolsillos la posibilidad de ampliar el número de personajes con los que poder jugar. Adicionalmente se añaden micro-pagos para poder adquirir ciertas armas realmente provechosas o comprar nuevas razas adversarias con las que dar variedad a la ya más que superpobladas mazmorras del viejo mundo. Algo que realmente puede mejorar ligeramente la experiencia de juego, ya que al añadir un par de razas enemigas nuevas, la monotonía de plantear estrategias contra los mismos enemigos se reduce un poco, pero al final se sigue cayendo en el temido aburrimiento.

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Los personajes adicionales solo ayudan un poco a alargar la vida del juego. Sí es verdad que tratar de pasarse todas las misiones con los cuatro personajes de la versión normal exige de un mínimo de diez horas y eso siempre hablando en nivel fácil; en nivel normal o difícil la duración de juego se alarga ostensiblemente, pues exige tener que subir los niveles de los personajes para las misiones principales. Así que la adición de personajes equivale a tener que repetir misiones secundarias para subirlos de nivel y ponerlos a la altura de los que ya tengamos. Pero lo bueno de estos personajes es que están más especializados que los cuatro originales, siendo mucho más efectivos contra unas determinadas criaturas, con lo que, en cierto modo, pueden facilitarnos significativamente la tarea de limpieza de las mazmorras. Aunque de nuevo repito, no son en ningún momento necesarios para completar el juego.

Otro de los fallos que he encontrado, y ya sé que es me puede acusar de pedante, está en la traducción del juego. A estas alturas, palabras como no-muertos o engendro del terror y este tipo de terminologías ya deberían ser más que conocidas por los traductores que se dedican a esta industria. Sin embargo aquí no encontramos de nuevo con resultados tan extraños como llamar supervivientes a los ejércitos de no-muertos o cosas parecidas, dándonos que pensar que la traducción ha sido obra de un traductor virtual que de un profesional del medio.

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En definitiva, Warhammer Quest no es un mal juego. Sí es verdad que tiene fallos, ¿y que juego no los tiene? Pero eso no significa que no cumpla con la principal premisa a la que se deben someter todos los videojuegos: la de entretenernos durante un determinado número de ratos (minutos, horas, días… que cada uno decida el tamaño de sus periodos de juego) y en este apartado la verdad es que logra su objetivo, casi siempre. Pero siempre y cuando sepamos a lo que nos enfrentamos, pues el juego es sin lugar a dudas un juego de estilo casual, lo que significa que está pensado para dedicarle tiempos muy cortos, pues en caso contrario puede llegar a aburrir. Pero lo mejor de todo es que logra con mucho éxito rememorar al juego del que bebe, el Warhammer Quest de mesa, permitiéndonos disfrutar en nuestro ordenador de aquel maravilloso juego de la década de los noventa y sin la necesidad de tener que perder el tiempo en recogerlo todo cuando dejemos de jugar.

Jugabilidad7
Historia5.5
Gráficos6.5
Sonido6
Warhammer Quest es un juego de corte casual, por ello tiene las ventajas e inconvenientes de este tipo de juegos. Si es cierto que recoge con mucha gracia la esencia del original juego de mesa de los años noventa. Pero también se le nota que se trata de una portabilidad de la versión de dispositivos móviles, con lo que se queda algo corto en el apartado de aprovechar el potencial de los compatibles. Si lo cogemos como un juego para pasar un rato y dejarlo para otro momento, la verdad es que es divertido. Pero no mucho más allá, lo cual puede resultar un inconveniente para el jugador que busca mayor profundidad y desarrollo.
6.3
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Gonzalo Tello González

De profesión técnico informático, diseñador gráfico y fotógrafo. Provengo de la generación que ha tenido la suerte de ver toda la evolución de los ordenadores y de las consolas. Desde los 8 bits hasta la era actual. Enamorado de la tecnología, adoro el mundo de los videojuegos y todas las grandes experiencias que ellos me han proporcionado. El cine es una pasión, leer libros una necesidad y disfrutar de los comics y mangas algo intrínseco a mi existencia. Por si esto no fuera suficiente, soy jugador de rol a la antigua usanza y además estoy diseñando mi propio juego de rol (aunque eso es un proyecto a muy largo plazo).

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