Super Hydorah es la versión ampliada y pulida de Hydorah, el juego lanzado por Locomalito y Gryzor87 hace ya 7 años. Las principales novedades, niveles y enemigos extra además de los modos de juego multijugador local, son adiciones sobre una obra nostálgica y detallista que nos revela a través de su jugabilidad los entresijos de la época más arcade de los videojuegos.
La primera fase del juego se desarrolla a través de un cúmulo de asteroides en el espacio exterior, sin un exceso de peligros ambientales que nos permite concentrarnos en memorizar los patrones de los enemigos básicos, así como recoger las mejoras para el arma principal que sueltan la mayoría de ellos. El desenlace de este primer nivel sucede a expensas de los esfuerzos de una monstruosa roca sideral que con sus dos tentáculos cubre gran parte de la pantalla. Estos últimos, además, son una lección de posicionamiento para el jugador. En Super Hydorah el término medio se haya bailando entre los extremos, dominando el desplazamiento entre los dos ejes para ejecutar una coreografía que aprovecha toda la pantalla a fin de mantener a salvo, de milagro, a la unidad 87.

Imagen del primer boss Super Hydorah
Marcando un fuerte contraste, el segundo nivel sucede a ras de suelo en un planeta habitado. Lejos de ser un cambio de ambientación con un exclusivo fin estético, la llegada a una atmósfera supone que lo que antes eran caminos entre superficies para nuestra nave, ahora son también lugares obstaculizados por tanques y pequeñas ciudades que nos restarán puntuación si no soltamos el gatillo a tiempo. Este pequeño ejemplo semejante a un refuerzo negativo de evitación (dejar de disparar impide que se nos resten puntos) es la clave de una pedagogía centrada en nuestro desempeño, la guía que nos invita a pensar en esquivar y disparar como acciones de igual relevancia. Por eso, la interfaz no cuenta con un cronómetro o una cuenta atrás y, el título publicado por Abylight, automatiza el paso por cada uno de sus escenarios, confundiendo los límites espaciales con nuestro campo de visión.

Imagen del segundo boss de Super Hydorah en el planeta que se menciona en el párrafo anterior
Asimismo, la nave dejada a nuestro control es capaz de acelerar con mayor presteza de la que frena. Priorizando el rumbo hacia adelante y consecuentemente, las estrategias agresivas contra aquello proveniente de la derecha de la pantalla, pero sin olvidar lo que hemos dejado ileso hasta que se pierda de vista. A los mandos del caza estelar de élite, somos siempre conscientes de nuestro lugar en escena, de manera que los errores que nos hacen saltar en pedazos se hacen evidentes para poder ser corregidos en un nuevo intento.
El diseño de entornos y enemigos navega en la misma dirección. Aprovechando el apartado artístico, a través de la representatividad, para acusar las diferencias entre cada sección y los distintos seres que conforman la fuerza opuesta al jugador. Los patrones y peligros por superar facilitan así su memorización. Y es que Super Hydorah es plenamente consciente de que no va a jugarse en un arcade, aunque su apariencia y el hecho de que no existan puntos de guardado dentro de cada subnivel puedan inducirnos a error. Cuando perdemos todas las vidas tenemos los clásicos diez segundos para insertar otra moneda, solo que al no tratarse de un juego adscrito al Devolver’s Earliest Access, es algo que nuestro ordenador no nos permite. Por tanto, esa cuenta atrás que nos lleva a comenzar de nuevo, se convierte en otra ramificación del selector de niveles: o empezamos desde el principio para aplicar todo lo aprendido de cada colisión, o continuamos a costa de nuestra puntuación y rango. Ello nos abre la opción de seguir practicando ese paso de baile que se nos atraganta, o volver a empezar de cero buscando llegar más lejos con lo aprendido.

Tercer posible boss de Super Hydorah en el que se ve como se introducen mecánicas según el ambiente (las lianas o ramas)
En definitiva, Super Hydorah es una obra nacida desde la nostalgia pero que crece para subrayar las virtudes de los primeros pasos firmes del medio. Comprimiendo la información de cada suceso sin perder nada por el camino.