Análisis Shadowrun Returns

Luces de neón en un callejón sombrío

Por suerte, Shadowrun Returns llegó en un momento perfecto en lo que al apartado gráfico se refiere. Y digo esto, porque hace pocos años un juego con este estilo gráfico hubiese sufrido el absoluto desinterés por parte de los aficionados a los videojuegos. Por suerte, con la llegada del género independiente, y con él el regreso de estilos y estéticas ya olvidadas en pos de motores gráficos de impresionante calidad y detalle, ha permitido que juegos realmente muy, pero que muy buenos, no se viesen obligados a quedar descartados por el mero hecho de no contar con la capacidad tecnológica ni presupuestaria de las grandes compañías.

Shadowrun Returns recupera la vista de los clásicos juegos de rol de los años noventa y principios de este siglo. Es decir, una perspectiva isométrica con personajes de pequeño tamaño, y visto todo desde una posición elevada. Por supuesto, todo ello implementando todas las novedades que las nuevas tecnologías gráficas permiten para poder hacer un excelente trabajo artístico, dando muestra de una maestría tanto en el diseño de escenarios, como en el manejo de luces y creación de todos los personajes que aparecen en pantalla.

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El apartado gráfico en muchos momentos ayuda para la jugabilidad, permitiendo por medio de luces y sombras percibir qué lugares se encuentran en la línea de visión de nuestros personajes y cuáles no.

Otra de las grandes cualidades es lo bien lograda que se ha representado la matriz (el mundo virtual que ha sustituido a la paginada internet), creando un mundo completamente electrónico que se asemeja al mundo real -muy semejante a lo que se vio en la primera película de Tron-, dejando claro cuál fue la inspiración para muchos de los escritores de la década de oro del cyberpunk.

Por supuesto, el juego está completamente desarrollado en 3D, pero mezcla con mucha gracia las texturas de los objetos con efectos de dibujo artístico creando un precioso amalgama entre gráficos electrónicos y pintura. Con ello se logra en cierto modo dar al jugador el efecto cyberpunk por antonomasia, pues la esencia del género está en la convivencia de lo antiguo y retro junto a lo último en alta tecnología.

Por desgracia, la perspectiva isométrica tiene sus limitaciones (por mucho que se trate de adaptar a las capacidades gráficas de las tarjetas actuales), y es la perdida de espectacularidad, pues impide poder recrear escenarios de gran tamaño o vistas maravillosas de la ciudad o de los lugares que visitamos. Nuestro viaje por Seattle nos llevará a zonas de la megalópolis, pero seremos incapaces de apreciar en todo su esplendor cómo esta ciudad se ha adaptado al nuevo siglo, ensombreciendo un poco los bonitos escenarios ante su reducido tamaño, y que la vista isométrica impide que nos impliquemos más con todo lo que en la pantalla acontece.

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Detonaciones de disparos, gritos y sirenas

El apartado sonoro del juego tiene cosas buenas y malas. Una de las buenas es su excepcional banda sonora, electrónica y muy acorde a todo lo que acontece en la pantalla, siendo tanto un gran acompañamiento, como un elemento que nos permite sentirnos parte de la aventura.

Por supuesto, los efectos especiales son perfectos, tanto en la cuestión de las detonaciones de los disparos de los distintos tipos de armas, como en las deflagraciones de explosivos, invocación de criaturas, lanzamiento y efecto de los hechizos, y todo ruido que sea necesario para hacer que la experiencia resulte de lo más realista posible.

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Pero también tiene cosas malas. Por ejemplo, se echa de menos un doblaje, con lo que todo el juego carece de cualquier tipo de voz o diálogo hablado. Además está la cuestión en la que todos los juegos de rol suelen fracasar: la repetitividad de las pistas sonoras. En este género se tiende a pasar mucho tiempo en el mismo escenario tratando de explorarlo completamente para obtener cualquier objeto posible; eso implica que muchas veces la música de fondo, si no está bien llevada, pueda convertir la experiencia en una pesadilla de musiquilla machacona. En este caso, Shadowrun Returns no es especialmente problemático, pues la música al ser estética tecno, ya de por sí es repetitiva, por lo que esto es aceptado y se disimula muy bien por su propio defecto natural intrínseco.

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Gonzalo Tello González

De profesión técnico informático, diseñador gráfico y fotógrafo. Provengo de la generación que ha tenido la suerte de ver toda la evolución de los ordenadores y de las consolas. Desde los 8 bits hasta la era actual. Enamorado de la tecnología, adoro el mundo de los videojuegos y todas las grandes experiencias que ellos me han proporcionado. El cine es una pasión, leer libros una necesidad y disfrutar de los comics y mangas algo intrínseco a mi existencia. Por si esto no fuera suficiente, soy jugador de rol a la antigua usanza y además estoy diseñando mi propio juego de rol (aunque eso es un proyecto a muy largo plazo).

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1 comment

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  1. Miguel Vidal 26 agosto, 2014 at 19:38 Responder

    Todo un señor juegazo. ¿Cómo es la expansión, a todo esto? ¿Tiene la misma calidad argumental? Oí que es más que nada nuevas situaciones de combate…

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