Análisis Pid

Un interesante plataformas de la vieja escuela que reinventa el género con una vuelta de tuerca.

No fueron hace ya unos cuantos años cuando un pequeño erizo azul y un fontanero con ganas de salvar a su princesa aterrizaron en unas ya míticas Mega Drive y Super Nintendo. Es cierto que no fueron los primeros en su género, pero si que marcaron un momento , ofreciendo una calidad sobresaliente, altas dosis de diversión, y dos grandes IP que a día actual siguen generando dinero y contenido, con nuevas entregas, spin-off, merchandising vario, etc.

  • Plataforma: PC
  • Desarrollador: Might & Delight
  • Distribuidor: D3
  • Fecha de lanzamiento: 31 de octubre de 2012
  • Género: Plataformas / Arcade
  • Idioma: Textos en castellano

El género de las plataformas en estos últimos años ha resurgido de sus propias cenizas tras una serie de años en la que durante el apogeo de las consolas de 64 bits se vieron algo más abocadas al baúl de los recuerdos. Sin embargo, dadas las nuevas compañías indies, así como las grandes compañías que de nuevo han empezado a ver potencial en este tipo de juegos más clásicos, podemos ver actualmente una nueva cantidad de nuevos juegos de plataformas en dos dimensiones, variados, con distinto contenido, personajes, incluso disfrutando de remakes clásicos con el potencial de la nueva generación. En este contexto aparece una compañía que ha colaborado en grandes títulos como Mirror’s Edge, Bionic Commando: Rearmed o Killzone. El estudio sueco Might and Delight nos ofrece Pid, una propuesta jugable en la que mediante el uso de las plataformas en dos dimensiones nos proporciona esa sensación de los juegos clásicos, con bellos escenarios por recorrer; una historia, que si bien, no es profunda (tampoco lo necesita sea dicho de paso) acompaña y da sentido a todo el viaje que se recorre; y donde la habilidad para salir airoso prima, y mucho, dada la alta dificultad del juego, añadiendo además al conjunto un toque propio e interesante que lo diferencie del resto de competidores dentro del género que actualmente encuentra, el cual es el uso de túneles gravitatorios que nos permitan superar los distintos puzles y mapeados.

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¿Sabe cuando pasará el próximo autobús señor?

Kurt es un joven que, como todos los niños de su edad, va a la escuela todos los días (con la pequeña diferencia de que su escuela está en un planeta distinto a donde vive). Un día, tras acabar la misma, se monta en su autobús interplanetario de regreso a casa, pero, por desgracia, se queda dormido y no se baja en su parada. Cuando Kurt despierta aparece en una montaña en medio de un planeta desconocido para él. Tras caminar un poco se encuentra una parada de autobús donde un señor mayor le indica que el próximo autobús pasará en breve, y que si quiere, espere con él. En la misma parada se encuentra con Audrey, otro joven muchacho quién le indicará que lo que le ha dicho ese señor mayor es mentira, que el autobús lleva mucho sin pasar y que por el momento seguirá sin pasar, añadiendo además que ese señor mayor con el que acababa de hablar lleva esperando desde que era más joven incluso que Kurt. Ante esa complicada situación, Kurt le pregunta cómo llegar a la ciudad de ese planeta, para poder ir a la parada que allí se encuentre y poder volver a casa, ya que se niega a esperar indefinidamente ahí. El joven le indicará que deberá adentrarse en una mansión muy peligrosa y cruzarla. Con este simple planteamiento el joven Kurt comenzará su viaje de vuelta a casa.

Sin una historia con un argumento excesivamente poderoso como hemos podido ver, se nos van presentando los distintos acontecimientos de Pid. Nos encontraremos con diferentes personajes a lo largo de los distintos escenarios que visitaremos con los cuales iremos conversando, y, muy eventualmente, mediante breves cinemáticas se nos presentarán escenas que ocurren en lugares distintos al que nos encontremos. Los personajes secundarios, variados entre sí e interesantes (algunos más que otros) con una estética muy similar a la de la conocida saga de plataformas protagonizada por los carismáticos muñecos de trapo, nos irán dando información relevante e informando de la situación actual y de cómo ha llegado el planeta a encontrarse como se encuentra actualmente. La presencia de Kurt no será igualmente bien recibida por todos, y eso podremos ir viéndolo a cada paso que demos.

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Te acompaño, no tengo nada mejor que hacer

Como cualquier plataformas bidimensional, Pid ofrece una jugabilidad muy similar en lo que respecta a los elementos básicos con muchos compatriotas del género. El objetivo principal pasa por recorrer un escenario desde un punto a otro, superando las distintas trampas y enemigos que se nos pondrán en el camino, que no serán pocos ni iguales entre sí, sino todo lo contrario, donde prevalecerá la variedad a cada escenario que recorramos en casi todo momento. A lo largo del camino iremos recogiendo estrellas, con las que podremos comprar mejoras para superar los niveles. Si somos golpeados una vez tendremos que volver a comenzar desde el último punto de control, cuya distribución a lo largo de los escenarios en general es bastante continua, existiendo uno detrás de cada zona compleja (como en todo, siempre existen excepciones, y en ocasiones habrá zonas demasiado fáciles con dichos puntos demasiado continuados, y algo más escasos en zonas donde quizás harían más falta). La dificultad, como ya se ha indicado, en general es bastante alta, sobre todo una vez has superado las 3 o 4 primeras horas (llegando a poseer el total del juego una duración total de aproximadamente unas 10 horas, o incluso más, dependiendo de nuestra pericia a los mandos), con una curva de dificultad muy correcta y progresiva que nos permitirá ir adaptándonos poco a poco al ritmo del juego.

Para superar dicho camino tendremos a nuestra disposición tres elementos distintos. El primero es un cristal que se le pegará a Kurt a la mano al poco de comenzar la aventura y que le permitirá crear un haz de luz en las paredes o en el suelo, que le hará gravitar y flotar en la dirección en que este sea creado. Esta será la herramienta principal con la que contaremos y con la que deberemos superar los distintos niveles, con ella podremos hacer gravitar a los enemigos, superar por zonas llenas de pinchos, cambiar la dirección de proyectiles, etc. Un verdadero ingenio el uso del mismo, unido a una gran implementación que no produce ningún comportamiento anómalo ni bug que pudiera ser criticado, completando además a un genial diseño de niveles donde, en muchas ocasiones la manera de usar dichos haces de luz no será tan evidente como podría resultar a priori.

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La segunda herramienta con la que contaremos, serán una serie de objetos que podremos recoger al vencer a los enemigos, o comprarlos con las estrellas recogidas en distintos stands situados en los escenarios a lo largo del juego, tales como bombas, cajas de música para distraer a los enemigos, armaduras para poder aguantar un golpe más antes de morir (aunque de las caídas al vacío no nos librará nadie), etc. En ocasiones se vuelve una ayuda más que interesante (sobre todo la armadura), y en otras ocasiones se vuelve imprescindible su uso para superar ciertas zonas de los mapeados.

Por si no fuera suficiente, el juego además incluye una serie de jefes finales para incrementar el contenido del que dispone el mismo. Por si no habíamos comentado que la dificultad del juego era alta, en estos momentos es cuando podemos llegar a tirarnos de los pelos, pues como primer paso,se prima necesario descubrir la mecánica para matarlo, y una vez la sabes, echarle un par de bemoles para hacer todo lo necesario para superarlos (véase más enemigos, trampas, trampas y unas pocas más de trampas). Como hemos ido comentando, no es un juego en absoluto para casuals, o para gente sin paciencia, y para los que nos pongamos al lío y superemos dichos puntos, podremos merecidamente disfrutar de nuestro momento de gloria.

Por si no fuera suficiente, una vez superes la aventura principal se desbloqueará un nuevo modo, llamado modo difícil el cual, como habréis podido presuponer, será una modificación del modo normal, con “ciertas” modificaciones dentro de los niveles, que harán una experiencia un tanto más “complicada” (nótense las comillas en ambas ocasiones) que la aventura normal, incrementando la duración del título, y permitiendo a aquellos jugadores que se quedaron con ganas de más que reciban su dosis particular.

A esto, para finalizar, queda añadirle un último aspecto, y un total acierto por parte de Might and Delight, que en tiempos actuales se convierte en ocasiones en un elemento obligado en los juegos de nuestra generación; y es que en Pid podemos recorrer la aventura completa con ayuda de un compañero, en modo local sin pantalla partida (no se podrá disfrutar de dicho modo en online). Como comentamos previamente, al principio del juego, Kurt se encuentra con otro muchacho que le indica el camino a seguir para llegar a la parada de autobús. Si elegimos el modo cooperativo, el segundo controlará a dicho muchacho rubio, llamado Audrey. La aventura en cooperativo no difiere mucho de la experiencia con un solo jugador, exceptuando las ventajas – e inconvenientes – que eso conlleva. Como ventajas podemos citar que son dos jugadores, y cada uno dispone de un golpe que recibir antes de morir, por lo que puede que si uno de los dos cae antes de llegar al siguiente punto de control, pero el otro compañero llega ileso, el compañero caído reaparecerá y podrán continuar juntos. Por otro lado, cada uno de los jugadores dispondrá de su propio inventario, lo que incluye el doble de bombas, armaduras, etc. para conseguir superar la aventura. Como hemos dicho, no todo es tan bonito como parece, y jugar con un compañero en ocasiones puede llegar a resultar más complejo de lo que parece. Dos compañeros, al contrario que con el inventario, no significa tener dos haces de luz que poder disparar, sino la mitad, pudiendo cada jugador disponer de un solo rayo, lo que lleva a un completo trabajo en equipo si queremos salir airosos de las distintas situaciones (y creedme, no es tan fácil como podría pensarse que es). Por otro lado, al no encontrarse el juego en pantalla partida, la cámara en todo momento centrará a un jugador, dejando al otro jugador más abandonado y teniendo que encontrarse dentro del radio de acción del jugador al que estén marcando – por lo general no habrá problemas pero existirán momentos donde si maldeciremos no ser a quien centra la cámara-.

Ando buscando alguna razón para la desaparición de las estrellas

En lo que respecta al apartado gráfico, Pid cumple correctamente. Los escenarios, sin poseer una excesiva pomposidad ni estar muchos de ellos muy decorados, tienen una esencia particular que los identifica. Serán muy variados entre sí, representando distinto lugares de la mansión y del planeta.

Por su parte los personajes, tanto principales, como secundarios o enemigos estarán muy bien diseñados; si bien, como ya se dijo previamente, los secundarios tienen un toque de similitud con los personajes secundarios de otra saga de juegos conocida. Son en general diseños muy minimalistas, sobre todo los de Kurt y Audrey, pero que cumplen staisfactoriamente y que no desentonan en ningún momento con los decorados.

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El juego corre perfectamente en un equipo normalito, en el cual podemos poner sin problemas los gráficos al máximo y disfrutar de la experiencia del juego. No existen bugs que afeen el aspecto final del juego ni que dificulten en ningún momento la jugabilidad, lo cual en un juego de este tipo es muy de agradecer.

En el apartado sonoro, encontramos una alta similitud con el gráfico. Los elementos sonoros cumplen, sin más, diversas melodías sonarán a lo largo del recorrido e irán amenizando los escenarios. Sí que es cierto que algunas de estas se vuelven demasiado “relajadas” y pueden incluso acabar realizando un efecto soporífero sobre el jugador.  Por otra parte, los efectos sonoros, como las pisadas o las explosiones, son variados y encajan bien en el juego. No existen diálogos, y tampoco es algo que sea necesario.

Las cosas se han revolucionado desde que estás aquí joven

Con Pid encontramos, como decíamos al principio del análisis, un nuevo giro a lo que el género de las plataformas en dos dimensiones puede ofrecer. Might & Delight nos trae un reto en forma de juego donde deberemos usar tanto nuestro ingenio para superar los distintos puzles en forma de escenarios y jefes, como nuestra habilidad para superar la ingente cantidad de trampas que nos pondrán a lo largo de todo el recorrido.

La inclusión de los modos multijugador y el demencial modo difícil no hacen sino alargar la vida de un título que ya es muy largo de por sí. El modo multijugador se convierte en un total acierto, pudiendo superar la aventura con ayuda de un compañero (con los pros y contras que eso conlleva y que ya mencionamos anteriormente). El modo difícil, por su parte, aparece para aquellos que superaron el modo normal y se quedaron con ganas de más,  incluyendo una mayor cantidad de trampas (si cabe) en los escenarios que no incluye el modo normal, que sin duda ya harán que, una vez pases un escenario, suspires relajado y disfrutando del trabajo conseguido.

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Como puntos negativos pueden achacársele una mayor variedad de trampas si se quiere pedir más, o quizás, para los jugadores más casual o menos experimentados, un modo de dificultad más simplificado para así llegar a una mayor cantidad de públicos. Sin embargo, la apuesta ya está hecha, y con Pid se ha apostado por un juego exigente, para jugadores habilidosos y sobre todo pacientes, donde se combinan de una manera muy inteligente el uso del rayo de energía junto con las distintas trampas, enemigos, y jefes finales que nos pondrán las cosas muy peliagudas, y pueden que incluso nos hagan soltar algún improperio al morir al más mínimo descuido.

El precio además acompaña mucho al alto contenido que ofrece, y con la llegada de las fiestas navideñas y los días lluviosos y el frío que hace en la calle no llega a ser mal momento para, arropados en el brasero calentitos, coger el mando, armarnos de paciencia, y acompañar al joven Kurt de vuelta a casa y descubrir qué trama se oculta bajo esta pequeña gran aventura.

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Etiquetas indiemight and delightpidplataformas

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Matías Ramírez Ramírez

Ingeniero Superior en Informática en la Universidad de Córdoba y actualmente residente en la capital española. Gamer hasta la médula, a lo que le llevo dedicando mucho tiempo desde que tuve mi primera Mega Drive. Amante de la música, emprendedor e iniciado en el mundo de la consultoría de negocio. El porcentaje restante me dedico a ser analista en Tecnoslave. De pequeño me definieron en la frase "Si no gana, no es Matías" y quizás tengan razón.

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