Mass Effect nació en 2007 como la culminación de un proyecto de Bioware que pretendía crear un universo tan amplio, rico y lleno de posibilidades que el jugador se sintiese como algo pequeño e insignificante dentro de él. Un juego, donde nuestras decisiones tuvieran un valor específico dentro de la historia pero que, a su vez, esos actos fuesen solo un hecho más de un mundo que late de forma independiente. Realmente, tras el primer Mass Effect, todas estas expectativas quedaron más que satisfechas, siendo el comienzo de una trilogía que culmina ahora, 5 años después, con una tercera entrega que tiene la difícil tarea de cerrar todos los hilos argumentales abiertos hasta el momento y llevar la aventura del comandante Shepard a su fin.
Un universo lleno de posibilidades
La historia de Mass Effect, para el que no lo sepa, parte de la visión de nuestro protagonista sobre la llegada de una especie que pretende acabar con toda vida evolucionada dentro del universo. Los Segadores, así se les conoce, reinician el ciclo de la galaxia cada 50.000 años, eliminado a aquellas razas que hayan evolucionado hasta tal nivel que, según ellos, se encuentren en un punto de no retorno (caos) en el que la única solución, para su propio bien, sea la de reiniciar su propio ciclo evolutivo. Por supuesto, nosotros no podemos estar nada de acuerdo con eso, e iniciamos un viaje a través del universo para conocer más acerca de la historia de los Segadores y alertar al resto de especies, que habitan la galaxia, de la llega de estos seres indeseados.
El camino ha sido largo, y tras dos entregas, los Segadores ya están aquí, han invadido infinidad de planetas, entre ellos la tierra, y se preparan para realizar el ataque final y consumar su proyecto. En esta tercera parte, nuestra misión será la de viajar por todo el universo convenciendo a las diferentes razas de que se unan a la batalla final para salvar a la humanidad, y a ellos mismos claro. Será una misión difícil, donde nos encontraremos con viejos conocidos que nos facilitarán la tarea, pero donde también tendremos que viajar a planetas en los que no somos bien recibidos, teniendo que demostrar que estamos preparados para ser los lideres del ejercito que acabará con los Segadores.
Pero esto es solo la trama principal de esta aventura ya que, como ya hemos dicho anteriormente, Mass Effect es un universo que tiene vida propia, donde podremos encontrar cientos de historias que vivir, con una profundidad argumental que abruma por su complejidad y desarrollo. Si queremos saber más acerca de cada especie, planeta o acontecimiento que transcurre dentro del juego, siempre podremos consultar el códice, una especie de libro digital donde hay tanta información como en cualquier enciclopedia, y sumergirnos en un mundo creado por y para el disfrute del que ama la ciencia ficción y es feliz, simplemente, viviendo su propia historia. Por ello, si no has jugado a las dos primeras entregas, te recomiendo que te hagas con ellas y juegues desde el principio por que, esta aventura, no se puede entender sin su contexto y no se puede disfrutar si no nos sentimos identificados con los personajes y sus problemas personales ¿puedes recopilar toda la información sobre la historia principal y asimilarla sin jugar a los dos primeras entregas? Sí, sin ningún problema, pero te habrás perdido la magia de infinidad de momentos especiales que se pueden vivir a cada paso que damos en el juego.
Más acción que nunca
La jugabilidad de Mass Effect es uno de los aspectos que más ha evolucionado desde la primera entrega. Teniendo claro que se trata de la combinación perfecta entre RPG occidental; donde tendremos que hablar con muchos personajes, tomar decisiones y mejorar habilidades y armas, y juego de acción puro y duro; con coberturas y disparos por doquier, la verdad es que la tendencia de la saga es, precisamente, hacia esta última vertiente. No obstante, esta decisión se justifica, en cierta medida, por la propia epicidad que tiene esta entrega, donde ya no es tan necesario investigar y construir un universo desde cero, tanto como llevar un plan a su ejecución y luchar, más que nunca, por nuestra supervivencia. Pero no os confundáis, aunque actualmente se trate de un juego de acción con toques de rol, la propia dinámica del título, sigue siendo la de movernos con libertad por los escenarios y vivir la historia al ritmo que más nos guste, pudiendo dedicar más tiempo a recorrer las ciudades o simplemente a relacionarnos con el resto de personajes.
Como juego de acción, ha mejorado muchos aspectos, desde las propias coberturas hasta el sistema de apuntado. Pero, donde más se nota la mejoría es en la facilidad para cambiar de armas y usar nuestras habilidades, un evolución del sistema que ya usábamos en Mass Effect 2, pero que ahora se ha perfeccionado aún más. Es de agradecer la inclusión de un botón para cambiar de arma de forma directa, en lugar de tener que entrar en el menú radial cada vez. Es absurdo, por otra parte, que esto no se haya implementado con anterioridad, lo que viene a demostrar el carácter más directo que tiene esta entrega. En este sentido, también sigue el camino de la segunda parte, con escenas encriptadas donde no tenemos el control de la acción, son momentos espectaculares, que alcanzan una magnitud desconocida hasta el momento en la saga y que, aunque hay a quien esto le parezca un error, la verdad es que ponen la piel de gallina en más de una ocasión.
La inclusión de un modo multijugador, es otra de las novedades que acompañan a Mass Effect 3. Se trata del típico modo horda del que, particularmente, empiezo a estar bastante cansado. Puedes elegir entre diferentes clases de personaje, evolucionarlo e ir sumando puntos y desbloqueando diferentes fases. Aun así, la particularidad de este modo multijugador es su integración con la camapaña principal, y es que los recursos que adquirimos jugando online nos servirán para aumentar nuestra flota de ataque contra los segadores y, por tanto, nuestro porcentaje de acierto en la batalla final. Hay que dejar claro, que no es imprescindible jugar a este modo para completar el juego, pero si que sirve para tener todas las posibilidades a nuestra alcance. No es que esté en contra del multijugador, pero en este caso quizás sobra, sobre todo su influencia dentro de la campaña ya que, particularmente, no hubiera jugado ni un solo minuto a este online si no fuese precisamente por este motivo. Si en la segunda entrega, teníamos que pasar medio juego buscando recursos de planeta en planeta para así conseguir determinadas opciones argumentales, en este caso, esto se ha eliminado por completo y ahora lo sustituye, en parte, el multijugador.
Mismo motor pero menos detalle
A nivel gráfico, esta tercera entrega no supone ninguna revolución, sobre todo con respecto a Mass Effect 2, que fue el juego que dio el gran salto. Es más, en determinados aspectos, como algunos trajes o ciertos objetos, la resolución de las texturas parece haberse reducido. Es verdad, que en esta ocasión nos encontraremos con escenarios mucho más grandes y la línea de horizonte a una distancia más que considerable pero, aún así, la evolución es prácticamente inapreciable. De todos modos, Mass Effect es un juego con un apartado técnico muy cuidado, que destaca sobre todo en el modelado de los personajes, algunas razas como los quarianos se llevan la palma, que alcanzan un nivel de detalle casi fotorrealista. Ciertos efectos, como las chipas que saltan con el roce de objetos o las partículas de arena o polvo que inundan los escenarios, siguen sorprendiendo tanto como la primera vez que lo vimos. Por otra parte, la utilización que se realiza del desenfoque, sobre todo en las cinemáticas, es algo abrupta y no llega al nivel de otros juegos de la generación. Destacar, que en esta ocasión se ha eliminado el filtro de granulado, que si incluía la segunda entrega, ya que el resultado no era muy satisfactorio.
Especialmente criticable son las animaciones del juego. No se ha caracterizado precisamente esta franquicia por brillar en el movimiento de los personajes, pero es que, en este caso, se han tomado una serie de decisiones que lo favorecen aun menos. Para empezar, la forma de correr de los protagonistas es totalmente ortopédica, ver como esprinta el almirante Anderson al principio del juego, roza la ridiculez. No se queda corto tampoco el propio Shepard, sobre todo cuando llevamos equipada la pistola, verle mover ambos brazos es casi vergonzoso. Algunos enemigos camuflan este aspecto debido a su propia fisionomía, pero otros, como la especie que tiene cierto parecido a un zombie, en lugar de correr por el escenario parecen estar patinando.
A nivel visual las tres versiones para las que sale el juego, PC, PS3 y Xbox 360, son bastante parecídas. Sin embargo, la versión de PS3 sufre continuas bajadas de framerate, especialmente en las cinemáticas. Mientras en Xbox baja de los 30 fps a los 25 como mínimo, en PS3 llega hasta los 15 fps en determinados momentos, haciendo que la acción vaya a saltos y produciendo una desincronización extrema en las escenas de video, que resulta realmente molesta. Es incomprensible, que a estas alturas de la generación, siga habiendo estos problemas entre consolas, y más teniendo en cuenta que, hace un año, Bioware desarrolló Mass Effect 2 para la consola de Sony, utilizando el motor de la tercera entrega. Por otra parte, la versión de Xbox 360 viene con dos DVD´s, que hay que intercalar continuamente mientras jugamos, y teniendo en cuenta que se trata de un juego donde visitaremos diferentes zonas de forma repetida, puede resultar bastante engorroso. En fin, si no tenemos en cuenta que no se aprovecha al máximo las posibilidades de las nuevas tarjetas gráficas, la verdad, es que la versión más recomendable es la de PC.
Buen trabajo