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20 de abril 2014
Lleva las riendas de un país, conviértete en jefe de estado.
Si queremos meternos en faena, Democracy 3 tiene para rato, pues tendremos que estar atentos a muchas variables si queremos que nuestro país funcione correctamente. No todo puede ser coser y cantar, sino que, además de tomar decisiones, también tendremos que ver como estas repercuten en los distintos aspectos de la sociedad, e incluso en la opinión de la gente. Como todo buen juego de simulación, incluye ciertos recursos que deberemos controlar si no queremos tener un problema con el país. En esta ocasión son cuatro en los que debemos centrarnos, aunque existen algo más que comentaré más adelante, y se tratan de: Deuda, Gastos, Ingresos y Poder político. No creo que sea necesario explicar qué significa cada variable, pero lo que puedo asegurar es que es bastante complicado tenerlas todas controladas y en el nivel deseado, que obviamente es tener deuda y gastos al mínimo y los otros dos lo más alto posible.
Además de estas cuatro variables de recursos, también debemos considerar, y revisar constantemente, las seis variables principales que indican el desarrollo, o no, de nuestra nación. Se trata de seis aspectos que todo país debe controlar para crecer: Crecimiento, Criminalidad, Desempleo, Educación, Pobreza y Salud. Llegamos entonces a tener 10 variables que controlar todo el tiempo, aunque no es lo único que debemos hacer, pero si lo más importante. Llegados a este punto hay que destacar la posibilidad de elegir qué aspectos queremos potenciar; según nuestras elecciones recibiremos, o no, el apoyo de nuestro pueblo.
Aunque antes he dicho que no hacía falta explicar las variables, quizás si es necesario pararse un poco en el Poder político, pues es la base de nuestras acciones, lo que nos permitirá tomar, o no, ciertas decisiones. Se trata de un recurso que iremos gastando para poder llevar a cabo cualquier acción en el juego, desde introducir una nueva política, hasta retirar del cargo a un ministro o incluso cambiar el rumbo de nuestro partido político. Estos puntos de Poder político se consiguen al inicio de cada fase, que en el juego corresponde a un trimestre, y lo haremos a través de nuestros ministros, que nos darán más o menos según la lealtad que nos tengan. Por lo tanto, la falta de apoyo de nuestros ministros podría impedir que realizásemos acciones sobre ciertas políticas o aspectos de la sociedad, consiguiendo un efecto bastante más realista.
Realmente, si echamos un vistazo al juego, hay muchísimos más elementos, pero no podemos analizarlos todos, pues dependen a su vez de otros elementos… y así hasta llegar a un pequeño bucle que consigue elevar bastante la dificultad del juego, sobre todo al principio, que tenemos el hándicap de no conocer bien cómo se estructura toda la información en la partida. En el fondo, todos los elementos del país están conectados entre sí de algún modo, pues por ejemplo la producción empresarial afecta a las condiciones laborales, que puede afectar a la salud de los empleados, esto a su vez podría afectar al consumo y a la propia producción empresarial… y así podría seguir dando vueltas y creando nuevas uniones hasta que me aburra, pues todo tiene relación.
Aunque Democracy 3 es un juego bastante grande, con muchísimas posibilidades políticas, a mi gusto han cometido un error bastante grave, y es que solamente permiten dos partidos políticos por país, creando un bipartidismo como el que actualmente existe en muchos países democráticos; o gobierna un partido o el otro, no hay más elección. Esto puede llevar a problemas, pues si tomas alguna decisión que no guste al pueblo y deciden dejar de votarte, automáticamente se irán para el partido contrario, siendo imposible repartir los votos de forma que sea más sencillo ganar unas elecciones, pues si los que antes te votaban a ti, ahora votan a tu único rival, no le sería difícil tener más votos que tú. En cambio, si los votos se repartiesen entre más partidos, podrías volver a ganar aún habiendo perdido la confianza de una gran parte de tus votantes.
Llegados a este punto tenemos que hablar de las políticas. Son la distintas iniciativas que un gobierno decide llevar a cabo; pueden ser tanto nuevas leyes como decretos o presupuestos, o simplemente distintas acciones que se quieren realizar. Algunas estarán relacionadas con otras, o quizás con algunas de las variables antes mencionadas, pero todas se distribuyen en siete categorías principales: Bienestar, Economía, Impuestos, Ley y Orden, Política Exterior, Servicios Públicos y Transportes. También son estas siete categorías las que representan cada uno de nuestros siete ministros. Recordando lo que mencioné antes, si queremos hacer cambios en Impuestos, por ejemplo, el ministro de Impuestos deberá ser leal a nuestro partido, de lo contrario tendremos que cambiarle, gastando poder político, o hacerle cambiar de opinión.
Para decidir qué políticas queremos potenciar, podemos hacer uso de unas barras deslizantes que nos permitirán ir subiendo o bajando el presupuesto destinado a dicha política, pero como ya he mencionado en varias ocasiones, esto no afectará solo a esa política, sino que un cambio en el presupuesto de becas, por ejemplo, podría afectar a la educación, lo cual puede repercutir en el empleo o en cualquier otro campo. Por lo tanto, debemos tener mucho cuidado al modificar los presupuestos destinados a ciertas políticas, porque podríamos modificar casi todas las variables del juego de un solo movimiento.
Como ya he comentado antes, cada acción que realicemos nos costará poder político, aunque no todas las acciones tienen el mismo precio, pues este varía según lo importante o polémica que pueda ser dicha acción. Por lo tanto, no costará lo mismo subir o bajar algún impuesto, ni crear o modificar políticas ni tampoco modificar el presupuesto de investigación o el de becas. Tampoco la influencia que tiene cada cambio en cada una de las variables del juego es igual, por lo que debemos tener cuidado al realizar cualquier acción, pues podría modificar gran parte del sistema tal y como lo tenemos montado. Aquí debemos tener en cuenta que existen diferentes ideologías, y nuestro gobierno deberá posicionarse para intentar agradar a la ideología que más le interese, o incluso para intentar contentar a la gran mayoría, puesto que todas será imposible.
Tal y como ocurre en la vida real, en el juego existen varios grupos en los que divide la población. Esta separación se lleva a cabo por diferencias ideológicas, estatus social, nivel de estudios o incluso área profesional. Existen 21 clasificaciones distintas en las que se puede encontrar cada ciudadano; algunos ejemplos podrían ser autónomo, rico, clase media, jubilado, estudiante… y así hasta llegar a los 21 grupos existentes. Pero como es obvio, cada persona no se encuentra en un único grupo, esto sería demasiado fácil, sino que pertenece a varios grupos al mismo tiempo, así un votante puede ser jubilado, religioso y rico al mismo tiempo, o cualquier otra unión de grupos que pudiera existir.
Viendo todo esto, resulta obvio que cada grupo de la población responderá de forma distinta a cada una de las acciones que realices. Por lo tanto, decidir qué hacer en cada momento es más complejo que observar las variables y ver cuáles quieres aumentar, puesto que cada persona puede encontrarse en varios grupos, y a la vez que le puedes mejorar algo, le puedes empeorar otra cosa, pudiendo darse el caso de que la persona en cuestión queda descontenta. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que hagas lo que hagas nunca podrás contentar a todos, así que no intentes buscar la solución mágica para todos, siempre habrá alguien que esté en contra de tus decisiones, por muy buenas que estas te parezcan.
Por cierto, ¿recordáis que debemos mantener la lealtad de todos nuestros ministros? Pues a esto también tendremos que estar atentos, puesto que cada uno de los ministros puede sentir simpatía por ciertos grupos sociales. Tendremos que estar al tanto de estos datos para actuar de forma que podamos mantener la lealtad de todos, aunque os adelanto que es bastante complicado que no se os escape algún dato y alguno acabe molesto por las decisiones tomadas.
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