Análisis Journey

Los creadores del alabado “Flower” nos vuelven a sorprender con una experiencia desconcertante, maravillosa en la narrativa y en el terreno audiovisual.

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Journey es un título fuera de lo común, muy difícil de valorar precisamente por ello. Para empezar no es un juego al uso, de hecho es difícil catalogarlo como tal, más bien es un viaje onírico donde nuestra única preocupación es llegar a la cima de una montaña, que siempre veremos en el horizonte. El experimento, una vez concluido el viaje, resulta conmovedor ya que el relato cobra sentido y nos despeja las dudas del porque de esta travesía por el desierto. Para no destripar una experiencia que cada cual vivirá de una manera, en el análisis se valorarán los aspectos más comunes con otros juegos, aunque esto quizás no le haga justicia a los sentimientos que emanan tras terminar nuestra caminata.

Jugabilidad

Journey es un paseo en todos los sentidos y la dificultad para avanzar es nula. Todo consistirá en tirar para adelante y pulsar dos botones, el X para saltar y volar un poco y el O para crear una especie de onda de energía a nuestro alrededor, que será de diferentes tamaños según el tiempo que pulsemos el botón. Esto último servirá para comunicarnos de una manera muy primitiva con otros jugadores que estén realizando también el viaje e interactuar con otros elementos. Los compañeros que nos encontremos podrán ayudarnos indicándonos como avanzar por el camino (aunque no será muy difícil descubrirlo) y poco más, pero sin saber como explicarlo se agradecerá su compañía. El personaje se moverá con mucho flow por los diferentes escenarios, de forma ingrávida, como ayudado por el viento porque pesara poco. Esto refuerza la sensación de juego tranquilo, hecho para disfrutar de los increíbles planos que siempre buscará la cámara.

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La gran pega en este apartado, es que en algunos momentos echamos en falta más profundidad en algunas propuestas que nos plantean. Por ejemplo, encontramos algún momento de infiltración evitando unos enemigos voladores muy espectaculares, pero debido a su escasa dificultad se queda en anécdota. En mi opinión, la experiencia no hubiera decaído por plantear más complicación en algunos tramos y así darle más duración al bastante corto juego (dos horas), pero otros pensarán que la propuesta debe de ser así de asequible para completarlo de un tirón, porque cobra más sentido el mensaje.

Apartado audiovisual

Graficamente como podéis comprobar en las imágenes que acompañan el texto, el experimento de ThatGameCompany busca el preciosismo por encima de todo. La arquitectura arabesca, una recreación fantástica de elementos como la arena y el viento, el buen diseño de personajes y la soledad del entorno entrarán irremediablemente por los ojos, nos animará a seguir avanzando simplemente por el echo de disfrutar más de lo que estamos viendo. Todo ello, como ya comenté anteriormente, con unos planos espectaculares, casi fotográficos. Todo se moverá de forma de forma muy fluida y la interacción con el escenario será muy realista, teniendo que destacar de nuevo la arena por como se mueve cuando la pisamos y nos deslizamos por ella o por sus impresionantes cataratas. También sobresalen materiales como las diferentes forma de la tela y su interacción con el viento o cuando la tocamos.  En lo puramente técnico, los gráficos son estilo cell shading, pero con algunas texturas y efectos de luz muy interesantes.

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La banda sonora y los efectos de sonido se mezclan perfectamente con lo que vemos en pantalla. Prevalecerán los instrumentos de viento, despuntando los violines, lo que aumenta la belleza del conjunto y sonidos como el viento sobresaldrán por encima de cualquier otro, reforzando la sensación de soledad de los vacios, que no incompletos, escenarios. Para muestra aquí tenéis este vídeo de Machinima.com para que lo escuchéis por vosotros mismos.

 

Trama

Sin una palabra, sin medio subtítulo, Journey sabe narrarnos perfectamente un mensaje. A través del movimiento del personaje, de su sufrimiento para avanzar por algunos tramos, sentiremos la dureza del camino y el progresivo agotamiento asta alcanzar la cima. Es un lenguaje físico, no verbal, una comunión entre lo que vemos y oímos, que no cobra sentido hasta el final de la aventura, cuando se despejan las dudas del relato que nos intentan transmitir. Es imposible profundizar en este apartado sin spoilers y por lo tanto estropear la sorpresa, pero añadiré que la sencillez del mismo no impide que sea un cuento profundo y que a poca gente dejará indiferente, siendo lo más normal quedarse en un estado catatónico varios minutos después de pasarse el juego.

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Conclusión

Journey es una experiencia muy recomendable, que utiliza el lenguaje del videojuego para ofrecernos algo diferente a lo que cualquier jugador pueda estar acostumbrado, como viene siendo habitual en la compañía. La calidad audiovisual del título junto con su forma de interpretarlo son sus grandes virtudes, que fluyen para que intuyamos una trama que no dejará indiferente a nadie. Si bien podría ser más profundo en el terreno jugable y sobretodo bastante más largo, sus bondades consiguen tapar cualquier fisura y nos adentramos en un mundo Chill out del que no podremos escapar hasta una vez finalizado el camino. Por 12 euros y sin salir del salón, compra tu billete de ida para un viaje inolvidable.

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Carreto

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Dame una portátil y seré feliz. Dirijo el podcast, cosa que es muy llevadera gracias a mis compañeros. Le pego a todo, pero tengo predilección por los plataformas y por los juegos que te tocan la patata. I´m not a slave to a god that doesn´t exist. @charlescolgao

3 comments

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  1. Ikaro27 21 marzo, 2012 at 21:46 Responder
    Es una maravilla de juego, la pena que no dure mucho y cuando estés de lo más emocionado…..se acabe pero es un juego de los salen con el subtítulo “de culto”. Grande donde los haya, sabe tocar los sentimientos como ICO

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