Análisis Europa Universalis III

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Europa Universalis III

  • Plataforma(s): PC
  • Plataforma analizada: PC
  • Desarrollador/a: Paradox
  • Distribuidor/a: Paradox
  • Fecha de lanzamiento: 4 de febrero de 2009
  • Género(s): Estrategia / Gestión
  • Idioma(s): Audio y textos en inglés.
  • Precio: 14,99€ (Parte del Kingdoms Bundle de BundleStars)

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Ambientado en un periodo de tiempo que comprende varias de las guerras más determinantes en la historia del viejo continente, Europa Universalis III propone un juego de estrategia en tiempo real al mismo tiempo que enfrenta al jugador al reto de gestionar de manera eficiente una nación entera. Desde el reclutamiento de milicianos hasta el sistema de gobierno, todo será decisión tuya en este título.

Forma parte de la historia y cámbiala para siempre

Europa Universalis III nos deja elegir entre una multitud de potencias antes de comenzar a jugar. Dependiendo del país que elijamos, tendremos una mayor o menor cantidad de recursos, pues comenzaremos la partida en la misma situación en la que se encontrase dicha nación en el año que elijamos como inicio. Además, podremos elegir empezar en un año cualquiera u optar por revivir periodos históricos concretos, siendo el propio juego el que nos sugerirá un bando y un año de comienzo en este caso.

A partir de aquí, todo lo demás será decisión nuestra. Varias pantallas diferentes nos permitirán gestionar nuestro país y llevarlo en la dirección que queramos. En EUIII no hay más objetivo que el que cada jugador quiera proponerse. ¿Quieres ser el descubridor del Nuevo Mundo? Quizá deberías optar por potenciar tu fuerza naval. ¿Te interesa el comercio? Defiende tus fronteras y firma acuerdos con tus vecinos antes de que el nombre de tus mercaderes sea pronunciado en todo el mundo. ¿Quieres que en tu imperio no se ponga el sol? Aumenta los impuestos de guerra y destina todas tus finanzas a tus campañas personales.

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Nadie dijo que fuera a ser fácil

El título es enormemente extenso. La cantidad de decisiones que podemos tomar puede resultar en ocasiones abrumadora, pero cuando uno consigue centrarse en algo y automatizar el resto de aspectos es cuando empieza a funcionar todo. También será necesario hacerse con una interfaz muy poco intuitiva al principio, quizá precisamente por la aparente infinitud de acciones.

La vista del mapa, que será la que controlemos durante toda la partida, puede hacer pensar a más de uno que nunca pasa nada, pero no es conveniente olvidar que EUIII es un juego de estrategia en tiempo real. Debido al aparente estatismo del título, es fácil relajarse y olvidarse de que en cualquier momento una de nuestras fronteras puede ser atacada. Para evitar esto podremos modificar la velocidad del paso del tiempo o incluso pausar por completo el juego antes de dar ninguna orden. Si hacemos esto último, las instrucciones se ejecutarán una vez reanudada la partida, lo que resulta bastante útil en tiempos de guerra.

Un buen gobernante sabe tener contento a su pueblo

Uno de los aspectos más importantes de Europa Universalis III es la estabilidad. Ésta puede variar según las decisiones que tomemos y, si baja demasiado, nuestro pueblo puede llegar a levantarse contra nosotros, llegando a perder en ocasiones algunas provincias a manos de facciones rebeldes. Así, no sentará bien que le declaremos la guerra a un país con el que tenemos buenas relaciones, o que apoyemos causas que a los ojos de nuestros ciudadanos puedan parecer demasiado absurdas.

Para evitar esto último, podemos servirnos de la pantalla de ideología, donde podremos fomentar aquellas ideas -e incluso religiones- que puedan llegar a servir a nuestras metas a corto o largo plazo. Estas ideas nos darán bonificaciones en algunos aspectos y penalizarán muchos otros. Por eso es importante saber muy bien cuáles son nuestros objetivos antes de fomentar un pensamiento que, a la larga, pueda resultarnos perjudicial.

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Realismo y realeza, todo en uno

Aún cuando tu forma de gobierno favorita no sea la monarquía -cuidado también al cambiar entre una y otra, la estabilidad de tu pueblo podría verse realmente comprometida-, Europa Universalis te ofrece un gran realismo. Ya sé que no es lo mismo que realeza, pero no he podido evitar el juego de palabras. A pesar de su interfaz poco intuitiva y que la niebla de guerra ha sido resuelta con un simple manchurrón blanco, uno se siente de verdad inmerso en la tarea de gestionar una nación y hacerla crecer en uno u otro aspecto. Es más, el toque épico conseguido por la banda sonora consigue mantener al jugador en tensión en aquellos momentos en los que es necesario y relajar los nervios cuando todo va bien.

Sin embargo, este no es un juego para los amantes de las animaciones espectaculares y las cinemáticas que nada tienen que ver con la trama. El apartado gráfico es correcto, pues cada cosa está en su sitio y es perfectamente identificable, pero sin alardes. Además, la interfaz antes mencionada hará que nos perdamos en los primeros compases de la partida (entendiendo por compases alguna que otra hora completa), pero si le damos tiempo el propio juego hará que merezca la pena. El sonido tampoco brilla por encima de nada, pero no molesta, ni mucho menos. La música resulta agradable en los momentos de paz y mete al jugador dentro de cualquier batalla en los momentos de guerra, mientras que los efectos sonoros y las voces no estorban en ningún momento durante las simulaciones de batalla ni los asedios.

Se trata pues de un título enfocado a aquellos jugadores calmados, que disfrutan tomándose su tiempo para decidir y quieren tener la posibilidad de pensarse muy bien dichas decisiones. Por ello puede resultar extraño ver cómo las batallas se resuelven con sólo dos personajes -uno por bando- que se pegan entre ellos de una manera mecánica y repetitiva. Seleccionando al que representa a nuestro bando podremos ver cómo va la batalla, pero obtendremos sólo un cúmulo de datos y no veremos sangre por ningún lado. Además, y como es lógico, tendremos que mantener nuestro ejército y pagarle un sueldo todos los meses a todos los batallones que tengamos reclutados, lo que hace del juego algo mucho menos masivo de lo que cabría esperar. Podremos primar la calidad sobre la cantidad, lo que hará que nuestros soldados cobren más, pero sean más eficientes. Así pues, si lo que buscas es recrear Braveheart en la pantalla de tu ordenador, este no es tu juego.

El Papa y el Sacro Imperio, o los que mueven el cotarro

La guinda que termina de ambientar Europa Universalis III es la representación de los grandes poderes de la época: el Papa y el Sacro Imperio Romano. Si tenemos suerte, podemos llegar a tener un Papa elegido por nosotros, lo que nos permitirá excomulgar a casi cualquier país con el que tengamos malas relaciones para poder atacar sin miedo a estar declarando la guerra a una nación de nuestro mismo grupo religioso, cosa que disgustaría enormemente a nuestros ciudadanos. Además, el resto de países católicos estará deseando hacernos la pelota, cosa que tampoco esta mal, ¿no?

Por otra parte, el emperador del Sacro Imperio actúa como máxima autoridad de éste. Las naciones integrantes pueden atacarse entre sí y actuar como naciones independientes pero, llegado el momento, pueden unirse contra un enemigo común y resultar de esto una enorme potencia. Podremos llegar a convertirnos en el Emperador con mucha paciencia, y quizá unificar todo el imperio en una sola nación bajo nuestro dominio si tenemos la suficiente influencia.

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Conclusión

Europa Universalis III es un juego de estrategia en el sentido más amplio de la palabra. Para jugarlo correctamente, tendremos que estar pendientes de una cantidad de detalles enormemente grande, y deberemos enfocar nuestros esfuerzos a una empresa concreta antes de lanzarnos a conquistar todo lo que se mueve. Esto le da al jugador la posibilidad de centrarse en uno solo de los múltiples aspectos de la gestión de una nación; cosa que, personalmente, encuentro enormemente satisfactoria. Desde mi punto de vista, no tiene mucho rigor histórico conquistar el mundo por la fuerza empezando la partida como la Serenísima República de Venecia, pero sí podremos ser la nación más boyante económicamente hablando si centramos nuestros esfuerzos en expandir nuestro comercio por toda Europa y, llegado el momento, quizá por el Nuevo Mundo.

Estamos ante un título de posibilidades infinitas que encantará a todos aquellos amantes de la gestión más pura. Dependiendo de la época y el país con el que empecemos, la dificultad varía enormemente, así que podremos empezar tantas campañas como queramos y jugar cada vez una partida diferente. Tú decides si hoy te apetece expandir tus fronteras como el Sacro Imperio o revertir la Reconquista empezando por recuperar Al-Andalus para Granada.

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Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios

Juego, escribo y estudio informática a nivel amateur. Podría decirse que hago de todo en los descansos que me deja el no hacer nada. Paseé por varios blogs antes de aterrizar en TecnoSlave como redactor. El mejor add on para cualquier juego son unos pocos amigos y unas cuantas cervezas.

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